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Era evidente que no conocía nada sobre su vida privada. Saberlo era meter mis narices donde nadie lo pidió. Él es mi jefe. No tengo incluso derecho a sentirme mal por sus problemas.
–Señor. Vallamos a casa. Ha bebido suficiente por hoy.
–¿Eso crees?
Pregunto como un niño. Asenté con la cabeza a la respuesta.
–De acuerdo. Por favor cuida de mí.
Embozando una torpe silueta de sonrisa, introdujo su mano dentro del saco, sacando una billetera de cuero negro que dejo caer por accidente sobre la barra.
–Déjeme ayudarlo.
Tome la fina y agradable billetera en espera de alguna indicación.
–Negra. La tarjeta negra. Paga por mí.
Obedeciendo. Entregue al hombre en frente de nosotros el pequeño pastico, devolviéndolo en seguida. Concluyendo con la paga del licor bebido.
–Ahora. Déjeme llevarlo a su casa, señor.
Ebrio, apenas consiguió colocarse de pie. Teniendo que sujetarlo como pudiese hasta la salida del lugar. Encaminándonos hacia el auto que reconocí inmediatamente como un Lamborghini Aventador Coupé lp700-4 del que tanto hablaba mi padre y hermanos.
–Maneja mi auto.
>>¿Qué maneje que?<< grite internamente.
–Sabes manejar ¿Verdad?
–Bueno. Algo pero...
–¡Genial!
Saco las llaves del bolsillo del pantalón, entregándomelas enseguida. Tambaleándose solo, hasta la puerta del copiloto donde se introdujo a la espera de que lo transportara.
De todas las cosas locas que había vivido hasta ahora. Esta entraba en el top 1 de los recuerdos.
No solo estaba sacando a mi jefe de un bar en estado etílico. Si no que también me había convertido en su chofer personal. Estaba de chiste.
–¿Señorita Amador?
Volvió a preguntar como un niño inocente.
–Enseguida señor Thoth
Agradecí, mentalmente, a mi padre por enseñarme a manejar antes de obtener mí licencia.
***
Aliviada de no ser detenida por ningún vigilante nocturno. Apenas logre ingresar al sitio gracias a que el guardia me reconoció como la secretaria del señor Thoth. Así como reconocer el auto.
–Señor llegamos.
Aun sosteniendo el volante. Apague el vehículo. Percatándome del rostro plácidamente dormido y la vestimenta arrugada.
El olor a licor no era mi favorito. Cuando mi padre bebía en exceso se volvía terco y en ocasiones violento. Odiaba lo estúpido que el licor hacia a las personas.
Él, por otro lado. Parecía encontrarse despechado a causa de su esposa ¡Corrección! Ahora ex esposa. Su forma de hablar mientras estaba ebrio, era más como la de un niño desorientado y con sueño.
Recostándome sobre el volante, lo observe creyendo en las palabras de que la gente con éxito, podía poseer propiedades y una suma grande de dinero pero que fracasaban y fallaban en el amor y cosas maritales que simplemente no estaban unidas a sus logros. Claro que algunas personas eran la excepción. Pero mi jefe no.
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Ámame Ceo
RomanceDanna Amador es una chica de 18 años que realiza sus pasantías de medio tiempo en "Aniaxcorp." a quien se le presenta la oportunidad de reemplazar por un mes a la secretaria del dueño de la compañía; El señor Ryans Thoth, un hombre de 33 años dedica...