Mierda, Bright

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Mike y Off no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a Win ingresando en la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Bright Vachirawit.

— ¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas. —se queja Perth dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde Win se encontraba acompañando a Bright por algo para almorzar.— Oh, miren, Win está con el niño anaconda.

Mike soltó una carcajada.

— ¿Le contaste a Perth? —inquirió Off, mirando acusadoramente a Mike.

— De hecho, fue Win quien me contó. Estaba tan desesperado de que el niño anaconda lo perdonara, que nos contó a todos su... hermosa y romántica primera charla. —respondió Perth con tranquilidad y sarcasmo. Mike estuvo a punto de regañarlo.

— Hola, chicos. —saludó Win, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo... extraños, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a Bright.— Eh... él es Bright Vachirawit. Va a ser nuestro amigo ahora.

Perth, Mike y Off se miraron entre sí con un poco de sorpresa.

— Yo soy Mike, encantado de conocerte. —saluda, estirando una mano hacia Bright. El contrario le corresponde el saludo con timidez.

— Un gusto... —susurra, sonriendo.

— Mi nombre es Off y tú... ¡eres una ternura! —Off exclama, apretando una de las mejillas de Bright. Este se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.

— G-gracias...

— Soy Perth. —murmura el último, sacudiendo levemente su mano. Asiente en forma de saludo.— Así que... tú eres el niño anaco...

Las palabras de Perth fueron interrumpidas por las manos de Off sobre su boca y las histéricas risas de Mike.

— No le hagas caso a Perth, Bright, no sabe lo que dice. —le asegura el mayor de la mesa al menor, sonriendo tranquilizadoramente.— Y dime, ¿qué estudias?

Win casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por Mike, Perth habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico en Bright y de seguro habría salido huyendo.

Iba a ser un poco complicado que Bright y sus amigos se llevasen bien, pero esos idiotas estaban advertidos: tenían que ayudarle a entrar en confianza con Bright para conseguir su objetivo o Win se vería obligado a hacerles pasar vergüenza con sus novios, ya que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje. 
                                

— Ah... Mmh...

De nuevo Bright empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltando y palpitando por la carne caliente... o al menos, eso era lo que se imaginaba.

Win no podía entender porque, pero cada vez que pasaba más tiempo con Bright, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.

Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.

— M-mierda..., Bright...—susurró, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus quejidos placenteros. Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.

Falofilia [ BrightWin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora