The real Bright

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— ¡Y Mike me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metíamos en la piscina! Pero me mintió...!—bufó Win, cruzándose de brazos. Bright rió.

— Seguro Mike tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se arrojaban a la piscina. —articuló Bright, con la vista fija en la carretera.

— Mike siempre me miente... pero lo amo... es mi mejor amigo...—empezó a balbucear el castaño, soltando pequeñas risas.— Pero, Bright... no te pongas celoso. Yo también te amo a ti.

Bright no dijo nada, pues su vergüenza no le dejaba.

— Es ahora cuando me dices que tú también me amas, Bright. —le recordó Win, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante aquella mirada de cachorro, Bright simplemente no pudo negarse.

— También te amo, Win. —murmuró, sonriendo, ruborizado.

Win se calló en ese momento y los que siguieron después y Bright lo agradecía, pues no quería tener que morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Win en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambos estaban frente a la casa de Bright, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermano mayor, Singto, quien le había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en China.

Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Win y llevarlo él mismo hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto el mayor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hasta la entrada.

Bright le siguió rápidamente, posicionándose a su lado.

— ¡JENNIE! —gritó Win, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

— P', Jennie no se encuentra aquí, esta es mi casa. —le hizo saber Bright, parándose frente a Win, quien le miró con el ceño fruncido.

— ¿Por qué me trajiste a tu casa, Bright? —preguntó Win, enarcando una ceja.

— No tenías donde dormir, hyung. Yo me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mi hermano no pasará aquí la noche, además, a él no le molestará. —le explicó Bright, esperando que Win le entendiese.

Ese sonrió.

— Si quería que durmiera contigo no tenías que inventar una excusa...—Win hipó.— Yo hubiese venido... si era contigo... sin importar nada...

Bright sintió calientes sus orejas.

— No, Win... yo... y-yo...

Win abrazó a Bright acercando en demasía su rostro al del menor.

— Silencio, Bright. Despertarás a Jennie...— susurró Win, mirando fijamente a los labios de Bright, quien empezó a entrar en pánico de inmediato. ¿Y si Win lo besaba? ¿Qué se supone que debería hacer si Win lo besa? ¿Apartarlo? ¿Y si se sentía rechazado?

Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más, pues Win le besó en la nariz y se apartó, tambaleándose hasta la puerta, donde empezó a golpear aparatosamente, sin cuidado alguno. Bright tuvo que respirar más de tres veces, contando hasta diez.

Bright caminó hasta él y lo apartó levemente de la puerta, dándole tiempo para mirarlo con una sonrisa boba y abrazarlo por la espalda, trepándose en su cuerpo como un pequeño koala.

El menor sonrió y abrió la puerta, luchando por no caer hacia atrás y herir a Win. Cerró la puerta de su hogar una vez ambos estuvieron dentro. Win enredó sus brazos en el cuello de Bright y apoyó su mejilla en el hombro del menor, suspirando pesadamente.

Falofilia [ BrightWin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora