Náufrago.

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Cansado... aturdido y enviado al fondo del mar, algunos desearía que me hubiese ahogado. Por más que le de vueltas en mi cabeza, no me explico el porque lo que estoy escribiendo me hace sentir desahuciado, abatido y por las olas del mar golpeado. Mis hombros pesan y el pedazo de madera al que me aferro se desmorona, no me abandona pero me estresa, otros en mi caso rezan; o quizás por su misma desesperación sus pensamientos cesan. Quisiera que algo me tomara del tobillo izquierdo, y me llevara a las ruinas de la Antártida, para ver si por fin me pierdo.

El fondo del mar es muy pacífico, silencioso, oscuro y tranquilo. Los volcanes estallan en el éxtasis de este sentimiento, para que la turbulencia dé presencia; que la vida se consume y en la espuma del mar, solo queda tu esencia, como un salino perfume.

Hoy supe que el náufrago que fui en mi mente recluida, solo lo tuve presente una vez, cuando terminó mi vida.

De camino a la melancolía. (Poesía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora