Capítulo 22

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-Ahora falta deshacerse de la marca.- dije y metí mis manos en los bolsillos del pantalón, que había agrandado y había metido mis cosas. Ahí estaba mi grimorio.

Abrí el libro por la página de marcas oscuras y le indiqué a Draco y a Lucius que me siguieran, ya que Narcisa no tenía marca.

Fuimos hasta una zona sin arena de playa, cogí la sal que llevaba en el bolsillo y tracé un círculo con dos triángulos concéntricos invertidos.

-Necesitaré unas gotas de sangre- dije y cada uno se cortó lo suficiente para que salieran un par de gotas, y yo volví a cortarme la misma mano para lo mismo.

Luego cogí el grimorio y empecé a recitar el conjuro.

-Sese tenebris marcam. Desciscendum a nobis ipsum.

Repetí una y otra vez el conjuro hasta que empezó a soplar un fuerte viento, entonces cambié las palabras, para que vinculara la oscuridad de la marca en la daga y luego la destruyera.

-Unde non tenebrae vos ferte perderent. Unde non tenebrae vos ferte perderent. ¡Unde non tenebrae vos ferte perderent!

Empezó a formarse fuego al rededor de la daga

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Empezó a formarse fuego al rededor de la daga. Hasta que al final se destruyó.

El viento y el fuego cesaron. No había ni rastro de la daga ni de las marcas.

-Está hecho- dijo Lucius sin poder creérselo. Sonrió y fue corriendo hasta su mujer a abrazarla y besarla, en un arranque de alegría que nadie se esperó.

Draco miró su brazo y luego vino hasta mí y me cogió el mío, acariciando la parte en la que había estado la marca.

-Draco.. yo...- empecé a decir, pero no me dejó acabar, porque me acercó de la cintura y me besó profundamente, como llevaba tiempo esperando. Nuestros labios iban al mismo compás, siguiendo los movimientos del otro, hambrientos de pasión.

Su lengua pedía entrar y yo gustosamente le dejé jugar con la mía, en un baile sensual y necesitado.

Nos separamos después de quedarnos sin aliento y nos reímos. Risas que, después de mucho tiempo, eran de felicidad absoluta.

No cogimos entonces de la mano y fuimos hasta la casa que había ahí cerca, que resultó ser la casa de Bill y Fleur, recién casados.

-Mi hermano se va a alegrar- dijo Ron al vernos

-No entiendo- dije. No sabía si había sido sarcasmo o no.

-Conoció a una chica y estaba martirizado por que no habíais dejado nada claro cuando te marchaste- dijo Ron- estuve con los gemelos el mes pasado, y me dijo que se sentía culpable.

-No sabes cuánto me alegra oír eso, comadreja- dijo Draco sonriendo de oreja a oreja.

-Tú sabías sonreír?- preguntó Harry

-Pues pensaba que no- contestó sin sentirse nada ofendido y mirándome embelesado.

-Já! Draco Malfoy embobado como un tonto- se rió Ron

-Cállate o te lanzo una maldición, Weasley

-No matarás mi buen humor- dijo Ron, que seguía riéndose y los demás nos contagiamos.

-Draco..- escuchamos decir a su madre, que se acercaba cautelosamente por detrás.

-Qué pasa? - preguntó

-Creo que deberíamos irnos. A otro país. Alejarnos de todo esto- dijo y luego me miró y sonrió- no sabes cuánto te agradecemos todo. Ya no estamos más atados a ese maníaco hipócrita.- me cogió ambas manos y luego me abrazó

-Y no nos importa si eres medio lobo, medio vampiro o lo que sea. Has sido una bendición que no pensé que nos mereciéramos.

-Gracias a ustedes por aceptarme- dije sonriendo

-No voy a ir con vosotros- dijo Draco- mi sitio es con Hope

-Nos lo imaginábamos- dijeron ambos padres sonriendo- nosotros sí debemos irnos.

-A dónde iréis?- preguntó Draco

-Es mejor no revelar esa información hasta que esté todo calmado- dijo Lucius.

-Pero y cómo os contacto?- preguntó Draco

-Yo puedo, Draco- le dije y él se acordó de las notas que yo enviaba de vez en cuando a la orden y asintió.

Se despidieron de todos y se marcharon.

-Cuál es el plan ahora?- pregunté

-Bellatrix pareció muy enfadada por pensar que habíamos entrado en su cámara, así que debe de tener ahí otro.- dijo Hermione

-Entonces tenemos que entrar en Gringgots- dije

-Es el sitio más seguro del mundo ahora mismo, pretendes entrar como si nada?- preguntó Draco

-No, como si nada no. Hay un duende ahí arriba que nos ayudará a conseguir la llave de la cámara.

-Somos 5, y con el duende 6, cómo vamos a entrar?- preguntó Hermione

-Invisique- dije y todos excepto Hermione se volvieron invisibles

-Creo que así- dije y luego devolví a todos a la normalidad.

-Qué acaba de pasar?- preguntó Ron

-Os habéis vuelto invisibles, pero al parecer os podéis ver entre vosotros, eso lo hace muy conveniente- dijo Hermione

-Entonces decidido- dije sonriendo

-Pero seguimos sin tener un plan. Porque el duende no va a conseguir la llave así como así.- dijo Ron

-Lo hará si va acompañado de Bellatrix- dijo Hermione sacando un pelo y una poción multijugos del bolsillo.

-Genial. La cerebrito siempre preparada- dijo Draco sonriendo, algo que hizo sonrojar a Hermione, seguramente porque era la primera vez que le sonreía- bien hecho Granger

-Esto es muy raro- dijo Ron riendo

-Acostúmbrate, zanahorio- dijo y Ron se carcajeó

-No tienes derecho a burlarte de mi pelo, tú tienes pelo de viejo canoso- dijo Ron riéndose.

-Bueno, bueno, es hora de ir a ver a Griphook- dijo Harry- necesitamos su ayuda.

Cuando entramos todos en la habitación dijo que solo hablaría con Harry. Así que tuvimos que dejarlo hablar solo con él.

-Dice que nos ayudará si le damos la espada de Gryffindor -  dijo Harry cuando salió de la habitación.

-Entonces lo haremos sin él- dije -  necesitamos esa espada

-Pero sin él será casi imposible

-Puedo hacerme pasar muy bien por Bellatrix, nadie sospechará. - dije sonriendo con malicia.

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