Capítulo 3

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Me despierto con un brazo rodeándome la cintura y un cuerpo casi sobre el mío, ambos demasiado pesados como para permitirme ir a realizar mis necesidades básicas al baño.

-Chris, Chris, despierta, hay clases y nos harás llegar tarde.

-¿Qué más da? Tú siempre llegas tarde...-dice con voz adormilada, no le veo la cara, pero fijo que tiene baba seca.

-Me voy a mear encima.

-Vale, vale, ya te suelto.- me levanto tan rápido como puedo para ir al baño.- Por cierto, no me has dado todavía los buenos días.

Retrocedo mis pasos, le doy un beso en la mejilla y vuelvo a tomar dirección a mi destino anterior.

Llegamos al instituto sin incidentes, nos despedimos y vamos cada uno a nuestras respectivas clases.

A mi me toca arte, de nuevo, me siento en el mismo lugar que el día anterior mientras pienso en que podría hacer para terminar el boceto sobre mis sentimientos cuando me interrumpe un carraspeo.

-¿Requiere de algo Señor McHoland?

-¡Aghh! que horror, no puedes llamarme así, me has hecho envejecer como 50 años en unos segundos. Por tu culpa creo que ya me está doliendo la espalda.

Río ante su ocurrencia.

-¿Y cómo quieres que te llame entonces?

-Bueno, todo el mundo me llama Kay.

-A mí también.

-Pues no hay suficiente espacio para dos Kays en el mundo.

-Eso lo dirás por ti, yo soy delgada.-contraataco.

-¿Me estás llamando gordo?-se pone la mano en el pecho fingiendo estar ofendido.

-No lo he dicho yo, lo has dicho tú.

Como invocación entra la profesora y nos entrega los bocetos para que empezásemos a trabajar, así que dejamos la conversación aparte hasta que le oí hablar.

-KK.
(N/A: Se pronuncia keikei)

-¿Qué?

-Te llamaré KK, K de Kayla y K de Kingman.- sonreí, hacía tiempo que nadie me llamaba así.

-Vale, Kay.

-Al final me hiciste caso, creía que no te fiabas de mi.

-Y no me fiaba, me fui porque pensé que si me pasaba algo lo vería menos gente, en ese momento parecía buena idea, era muy tarde para cuando recordé que en pleno siglo XXI no estar no es un impedimento para ver.

-Me partes el corazón, pero me alegro de que no te haya pasado nada.-que mono.

-Gracias, de verdad, por avisarme y evitarme el mal rato.

Me sonríe y seguimos conversando mientras dibujamos hasta el final de la clase. Ahora tengo biología y para mi suerte, en esta clase, sí tengo a mi mejor amigo.





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Ya en la cafetería, que para mi suerte tiene comida decente, Chris y yo comemos tranquilos en nuestra maravillosa burbuja de privacidad hasta que ésta estalla y se sientan en la mesa en la que estamos tres chicos y una chica.

-Debéis haber cabreado de lo lindo a los popus como para que le hayan pedido a todo el insti que os hagan la ley de hielo.-dice la chica casualmente, casi sin interés mientras revuelve en su comida.

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