XVII. LOVE U, HATE U

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Después de que Hongbin cumplió con su objetivo, el cual me había estado dejando claro durante todo el día y que yo pensaba que solo era una broma infantil, todo terminó ahí, aunque algo me decía que apenas acabábamos de empezar. Luego de separarnos, solo atiné a darle una cachetada antes de levantarme y caminar al baño. Tomé mi toalla y la ropa para cambiarme. Me di una ducha bastante larga para relajarme... y para fingir que eso podría limpiar todos mis pensamientos sobre Hongbin.

Pasó algo más de media hora, ¿quizá cuarenta minutos? No estoy segura. Cuando salí del baño, Hongbin no estaba en la habitación, ni siquiera dormido en mi cama como solía hacerlo, como si fuera suya, de hecho, ni siquiera estaba su ropa por el lugar.

Ya había anochecido desde hacía un buen rato. Era extraño pensar que había pasado toda la tarde con aquel demonio, y lo peor era darme cuenta de que, hasta cierto punto, me había divertido, lo había pasado bien en realidad, exceptuando el final de nuestra "cita". Se acercaba la hora de la cena y, aunque no tenía hambre, bajé a saludar a mi familia y porque quería un vaso de leche caliente antes de irme a dormir. Cuál sería mi sorpresa al llegar a la cocina y encontrar a Hongbin sentado en uno de los taburetes de la encimera, charlando con mi madre.

—Caroline, aún debes esperar un poco, la comida ya estará lista pronto —comentó mi madre mientras revisaba el contenido de las ollas para confirmar sus palabras.

—Lo siento, mamá, pero no tengo hambre, solo quiero un vaso de leche caliente —le respondí, prestando atención.

—Aquí tienes tu leche caliente —dijo Hongbin, entrometiéndose en la conversación con un comentario de doble sentido frente a mi madre. Estaba a punto de girarme para reclamarle, pero me di cuenta de que realmente tenía la caja de leche en sus manos y la estaba sirviendo en un vaso, que luego metió en el microondas.

—Está bien, hija, que descanses —dijo mi madre, besándome en la frente antes de ir a sacar los platos del escurreplatos.

Después de unos segundos, escuché el pitido que indicaba que el microondas había terminado. Hongbin sacó el vaso y me lo entregó.

—Gracias —respondí, notando que se veía más "limpio" de lo normal.

—De nada. Descansa, Caroline, nos vemos luego —me regaló una sonrisa sincera, una de las pocas que me había dado en el tiempo que nos conocíamos. Luego se dirigió a ayudar a mi madre con los platos, llevándolos a la mesa, lo que me indicó que probablemente se quedaría a cenar con mi familia.

Sin darle mayor importancia y confiando en que no haría nada malo a las personas que más amaba, aunque todavía no estaba del todo segura de su sinceridad, tomé mi vaso de leche y me acomodé en la cama para caer en un largo sueño, dando por terminado ese día.

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Después de aquel día, las cosas se tornaron un tanto extrañas, especialmente por el comportamiento de Hongbin. Desde que me dio las buenas noches en la cocina, dejó de molestarme por completo. Durante las clases y después de ellas, Hongbin no hizo nada que pudiera incomodarme o fastidiarme. No me habló más de lo necesario; incluso en casa, lo único que hacía era dormir en mi cama sin decir una sola palabra, o quedarse en la sala viendo televisión con mi padre, jugando videojuegos con mi hermano, o ayudando a mi madre con los quehaceres. Incluso salía con ella al supermercado o a la tienda.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Hongbin estaba cumpliendo con su promesa sobre la apuesta en la máquina de peleas: "si yo te gano, vas a dejar de molestarme hasta el viernes." Aunque agradecía su cambio de actitud y la tranquilidad que esto me proporcionaba, en algún momento me sentí incómoda por su indiferencia, como si yo no existiera. Apenas me miraba, y eso, de alguna manera, me fastidiaba, me entristecía.

Trampa Mortal [VIXX][1st Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora