Capitulo Cuatro

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×Situaciones peligrosas•

Abrió sus ojos con cansancio. No recordaba mucho, recordaba haber sentido dos fuertes y poderosas proporciones mágicas de dos tipos súper oscuros. Pero ahora, estaba tirado en lo que parecía ser una habitación.

—¿Donde chingados me metí ahora? —. Sobo su cabeza y cuando recuperó sus 5 sentidos, se sintió débil, mientras sentía como su anterior camisa azul estaba húmeda, y el dolor brotaba de su espalda, tal y como si le hubieran encargado un cuchillo o cortado con una espada.

Y recordó todo en cuestión de segundos.

Los habían acorralado, en la entrada trasera de la caverna donde hace nada estaban comiendo, tanto él como USA habían chocado espalda contra espalda listos para defenderse mutuamente. México miraba desafiante al tipo de lentes frente a él, que le miraba indiferente pero con una ceja en alto.

En cuestión de segundos se vieron atacados, y obligados a separarse. México usó su magia, y no tardó en quedar nivelado con el alemán, que parecía algo frustrado pero aún más interesado por su magia. USA por otro lado, lo tenía controlado, con su magia tomaba el control del cuerpo de Rusia y lo hacía fallar sus ataques a propósito, el ruso parecía de verdad inmutable.

Y luego, sin razón alguna, un dolor punzante apareció en su espalda, miró hacia atrás y ahí estaba Alemania que lo había atacado con su espada que tenía una energía negra rodeándola. México escupió sangre levemente y cayó de rodillas. Antes de quedar inconsciente miró dos pares de botas negras y a lo lejos el cuerpo de USA tirado en el suelo con algo parecido al hielo enterrado en su estómago y hombro.

Miro sus manos, tenían unas cadenas gruesas, que se aferraban a sus muñecas en busca de retenerlo en esa habitación. Aspiro profundo, el frío de la habitación convirtió su aliento en humo —Rompete—. Suspira, y las cadenas se rompen en millones de pedazos, cayendo escandalosamente al suelo. Cerró los ojos, concentrándose en la herida de su espalda —Sanate—. Y la herida aún sangrante en su espalda comenzó a sanar por sí sola.

Una de las cualidades de la magia de México es que podía curarse a sí mismo. Sin embargo solo puede curarse a él y no a otras personas.

México cerró los ojos, acostándose en el piso, no tenía caso abrir la puerta de la celda si sabía que alguien probablemente estaría esperando que salga y termine por golpearlo y volverlo a encerrar. México tenía la ligera sensación de que no lo matarían, era obvio, si lo quisieran matar, lo habrían hecho desde hace rato.

La puerta oxidada de la celda se abrió, dejando ver a Alemania, con su cara de odiar la vida mira a México casi como si él fuera la causa de todos sus problemas; México tembló antes de conectar miradas con el de ojos negro ónix, los ojos de México brillaron con terror cuando Alemania suspiro y comenzó a caminar hacia el.

—Eh perro, no te me acerques —. México se levantó y retrocedió dos pasos, aclarando su garganta con dificultad, ya que estaba seca. —Detente—. Y Alemania se quedó de pie sin poder moverse en lo absoluto.

—Tu magia me gusta—. Suspira, sonriendo con sus afilados dientes al aire. México tiembla con un mal presentimiento recorriendo su cuerpo, los ojos ónix brillaron con excitación. —Imagina lo que haríamos con ella—.

—Alemania ¿Se puede saber porque tardas tanto? —. Rusia entró en escena, con su mirada neutra mirando dentro de la celda con sus cejas fruncidas mirando al mexicano y a su hermanastro —Muévete, no te atrevas a hacer esperar a mi padre—. Gruñe.

—No puedo moverme—. Responde risueño, al parecer la situación le estaba divirtiendo. Pero México parecía aterrado por eso —Su magia me inmovilizó—. Mira a México, con cara de pocos amigos pero con una retorcida sonrisa en la cara.

Sensacion de poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora