Capítulo cuarenta y siete.

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{Anabelle} 



Me puse uno de los vestidos que Ashton me compró, el que era más de fiesta, aunque dudé un poco porque era demasiado, ya sabes, revelador para mi gusto. Pero entonces recordé que Lorenzo iría y tuve una revelación interior. Tenía toda la intención de demostrarle que mis senos ya se habían desarrollado perfectamente. El vestido era verde oscuro de la parte de arriba, con un escote apretado tipo corazón que hacía saltar mis atributos a un nivel que me aterró al mismo tiempo que me hizo sentir extremadamente sexy. buena suerte que mi papá no estaba allí, si me llegaba a ver con ese vestido me encerraría por siempre en algún lugar. El vestido tenía un cinturón dorado en la cintura y luego una falda negra de cuero que me llegaba hasta arriba de las rodillas, nada obsceno de la parte de abajo. Estuve una hora alisando mi cabello de arriba y haciendo suaves rulos en las puntas, y luego, con ayuda de un video en youtube, me hice el maquillaje más elaborado, suave y genial que me había echo alguna vez, con la boca color rojo manzana. Después de eso me tomé unas mil fotos con mi celular, porque no podía creer lo bonita que me veía. Ashton se volvería loco. 

—¡¿Ya estás lista?! —gritó Graham por veinteava vez tocando la puerta salvajemente. Sin contestar nada acomodé mi cabello de nuevo, me puse perfume y me coloqué las zapatillas doradas más grandes que me había puesto— ¡Anabelle!

—¡Ya voy, cierra la boca! —grité abriendo la puerta de golpe, haciendo que Graham se tropezara un poco, luego se estabilizó y me dio una mirada enojada, antes de mirarme bien de arriba abajo como lo hacía antes de que estuviera asustado de Ashton— ¿me veo bien? 

—¿Bien? —bufó y levantó su vista a mis ojos. Por primera vez en la vida estaba casi tan alta como Graham— eres... wow... luces... no quiero que tu novio literalmente me saque los ojos así que me quedaré callado. Vamos abajo, pero por cierto. Eres más bonita de lo que se espera para una bruja asquerosa como tú.

Me reí mientras caminaba tras su espalda y bajé las escaleras con mucho cuidado, odiando momentáneamente los zancos que traía puestos. Como de costumbre Ashton estaba poniendo cero atención a mi descenso por las escaleras, estaba mandando un mensaje o jugando con su celular, así que cuando llegué a la planta baja me tuve que acercar a él y tronar mis dedos en su cara para que me volteara a ver. 

Y ¿esas dos horas que pasé arreglándome? Definitivamente valieron la pena por la mirada atónita que me dio Ashton. 

Él dejó caer sus brazos y dio un paso hacia atrás para verme por completo, tenía literalmente la boca abierta mientras veía cada pulgada de mí, y cuando llegó a mi cara se quedó viendo de mi boca a mis labios lo que se sintió como una eternidad. Luego despegó la mirada de mí y miró a sus lados para dirigirles miradas matadoras a André y a Graham, entonces tomó mi brazo y me arrastró hacia la cocina. Tuve que rezar para no caerme mientras seguía sus pasos. 

—¿Qué te pasa? —le pregunté, confundida por su reacción. Ashton tomó aire, lo dejó salir, me miró de nuevo, se lamió los labios y tomó aire otra vez— Ashton, en serio. 

Ashton tenía un pantalón negro suelto, unos supras rojos que destacaban demasiado y una camisa abotonada negra con las mangas subidas hasta sus codos. Le llegaba a la boca exactamente con esos tacones que traía y su cabello se veía igual de despeinado-genial como siempre. Pude notar todo eso mientras él hacía el ritual de verme, tomar aire y soltarlo varias veces.

—Eres la mujer más hermosa que he visto... —soltó de repente, luciendo como si no lo sintiera en lo absoluto. Su mirada esta cansada y torturada, así que mi emoción no fue mucha, sabía que había un pero implicado en la oración. ¿Qué podía ser? ¿Pero eres fea al mismo tiempo? ¿Pero no me gustas de esa manera? ¿Pero deberías morir? ¿Pero te odio? ¿Pero tengo otra novia? —pero te tienes que quitar ese vestido. Lo siento. 

De todos los posibles "peros" ese fue el más inesperado.

—¿Por qué? —pregunté molesta— ¿No te gusta? ¿No me veo lo suficientemente bien para ti? 

—No seas tan tonta —murmuró enojado y se acercó hacia mí, llevando su mano a mi hombro y empujando el cabello hacia atrás. Puso un dedo en donde mi pulso estaba explotando y lo llevó primero hacia mi escote, delineando todo el exceso de carne que saltaba a la vista y luego lo llevó hacia arriba, acariciando mi cuello y luego mi mandíbula, llegando a mis labios rojos— eres divina, maravillosa y hoy especialmente luces deliciosa. 

Su voz era un susurro bajo cerca de mi oído cuando dijo eso. No sé como era posible que mis piernas temblorosas aun soportaran mi peso, estaba realmente perdida por las caricias que su dedo hacia por todos lados. 

—Tu piel es tan hermosa... —susurró, antes de inclinarse un poco y besar mi maldito hombro, haciéndome soltar un vergonzoso gemido bajito— no quiero que nadie vea tanto de tu piel ¿por qué no lo entiendes? —bajó sus labios, hasta que estaba besando esa grieta entre mis pechos, los cuales se levantaban salvajemente con cada respiración acelerada que daba. Cerré mis ojos, puse mi mano en su cuello y di tres pasos hacia atrás hasta que mi espalda estaba pegada a la pared. Ashton rió y levantó su cabeza, luego llevó sus manos a mis muslos y sin aviso alguno levantó mis piernas hasta que estaban abrazando su cintura— Quiero ser el único que te vea así. No quiero a nadie más viéndote ni fantaseando contigo, quiero ser el único que te desee. 

—¿Estás celoso? —pregunté con la voz aguda y entrecortada al confirmar sus palabras. Tragué saliva y acaricié su cuello— ¿ese es tu problema? 

—Sí. Ese es mi maldito problema.

—Eso es dulce —me reí, y me acerqué para besar sus labios sólo un poco, para que no arruinara mi labial— pero te vas a tener que aguantar, lo siento, gatito. 

Él se quedó quieto cuando dije eso y se alejó de mí para verme a los ojos para demostrarme su inconformidad. No le gustaba que lo contradijeran, pero cuando estaba siendo así de absurdo, no podía simplemente darle gusto. 

—No voy a estar contigo todo el tiempo —se quejó— ¿Y si alguien...

—No tengo diez años, sé que no debo de irme con nadie desconocido —puse los ojos en blanco y Ashton dejó ir mis piernas. Cuando estuve parada de nuevo rodeé su cuello levemente y le di un beso fuerte— vamos, se hace tarde. 


Era temprano cuando llegamos, como las seis de la tarde más o menos. Todos los hermanos de Ashton ya estaban dentro, disfrutando del club, y las gemelas llegaron sólo diez minutos después. El lugar tenía en un gigante letrero con luces despampanantes tipo Hollywood el nombre, "Damhsa" que era algo como "Baile" en irlandés. Por fuera era como cualquier otro club, pero por dentro era demasiado genial y moderno como para ser típico. La pista de baile tenía un piso con cuadros de luces de colores y había un montón de mesas largas al rededor. La barra estaba iluminada también y el estante gigante donde tenían las bebidas era prácticamente lo único (además de la pista) que le daba luz al lugar. 

Cuando llegamos no había nadie bailando y la música no estaba tan fuerte, pero había mucha gente. Fred, Joseph y Kyle tomaron un micrófono y dijeron algunas cosas en italiano a lo que la gente aplaudió y rió. Y entonces se fueron, la música empezó a sonar más fuerte, la gente empezó a irse o a bailar, Ashton soltó su agarre en mi pierna y se acercó a mi oído para gritar: 

—Tengo que ir con los chicos ¡NO TE VAYAS CON NADIE, NO ANDES SOLA NI ACEPTES NINGUN TRAGO! —lo último lo gritó con más fuerza de la necesaria. Lo miré mal y asentí, y él me dio un largo beso antes de irse.

Me quedé con las gemelas y Graham, platicamos un rato y luego decidimos ir a bailar, aunque unos cinco minutos después me di cuenta de que con los zapatos que traía, bailar era demasiado difícil y que la gente amontonada me hacía sudar como cerdo. La barra estaba muy cerca de nosotros y no había absolutamente ningún peligro ahí, quiero decir, el lugar estaba lleno de mafiosos y más protegido que cualquier cárcel, ademas los dueños eran los Irwin y andar sola dos minutos no me iban a matar. Y, Ashton nunca se iba a dar cuenta que osé desobedecer sus ordenes. 

—¿Me puedes dar agua helada? —le pregunté/grité al barman. El tipo asintió y se volteó para sacar una botella de atrás, y entonces sentí una mano en mi hombro y una respiración en mi cuello. Volteé rápidamente, pensando que era Ashton, pero en lugar de sus ojos miel, me encontré con unos ojos azules, igualmente conocidos. 

—Principessa —murmuró, antes de agacharse a besar mis mejillas. Los ojos de Lorenzo no se veían rojos ni apagados ni desorbitados o locos, fue la primera vez que vi al viejo Lorenzo conmigo y entonces, en lugar de irme, apreté mis brazos y tiré mi cabello hacia atrás mientras el barman me daba mi botella de aguar. Estaba emocionada de que me mirara y lamentara haber dicho esa idiotez años atrás— ¿Cómo has estado? ¿Ese chico, Irwin, te trata bien? 

—Claro. Él es genial —dije, y sonreí, mirando esa bonita sonrisa que siempre tuvo. Él movió de un lado a otro el vaso que tenía en la mano, de un llamativo rosa— ¿Y tú?

—Bien, de un lado a otro, trabajando... —tomó aire y me miró de nuevo, luego le dio un muy pequeño sorbo a su trago y lo levantó hacia mí— esto no es tan fuerte para mí ¿lo quieres? 

—Uh... sí —me encogí de hombros y tomé su pequeño vaso. No había manera en que me emborrachara con eso, era demasiado poco, y estaba segura que la advertencia de Ashton no aplicaba con gente conocida. Mientras él pedía otra cosa, miré el vaso una última vez y me lo tomé todo de un trago. El alcohol me raspó la garganta y cerré los ojos con fuerza unos segundos mientras se me pasaba— mierda, dijiste que no estaba fuerte. 

—No tanto para mí —contestó, tomando el vaso con liquido marrón que le dio el tipo y mirando del vaso en mi mano a mi cara con esa sonrisa de tiburón maniaco que tenía siempre el Lorenzo drogado. Se lo tomó rápido sin hacer ninguna cara y extendió su mano a mí— ¿bailas? 


{...}


¿Lorenzo era así de ardiente hace quince minutos? Mierda, no lo creo. Sus ojos no eran así de profundos ni su piel tan morena ni su aroma tan embriagante. Si lo hubiera sido, yo me le hubiera tirado encima desde que me saludó. 

—¿Cómo te sientes? —preguntó Lorenzo en mi oído, moviendo sus caderas contra las mías al ritmo de la música y mandando vibraciones y toques eléctricos de mi cuello a mi centro, haciéndome temblar de necesidad y aferrarme a sus brazos. El sólo tocar sus brazos me hacía pensar en él desnudo, sobre mí, en una cama, besándome fuerte. Sí, eso me gustaría. Necesitaba besar a Lorenzo, y luego ir con él a algún lugar alejado. Pronto.

—Atrevida —murmuré en su oído. Él bajó una mano a mi trasero, por debajo del vestido y lo apretó, haciendo que mis pezones se sintieran extremadamente sensibles cada vez que se rozaban contra su pecho. Y sé que nunca jamas en la vida yo dejaría a un hombre manosearme en publico, aunque una multitud nos cubriera de los mirones. Pero deseaba tanto a Lorenzo y su toque, que no me importaba en lo absoluto.

—¡¿QUÉ DEMONIOS?! —gritó alguien después de un rato y tomó mi cintura por detrás para despegarme del cálido y hermoso cuerpo de Lorenzo. Miré a André tomando a Lorenzo de los hombros y a él diciendo algo y haciéndose hacia atrás lentamente.

—¡Déjame! —le grité con odio a quien fuera que me estuviera reteniendo. Miré hacia atrás para ver a Graham mirándome raro y sus labios moviéndose como si estuviera diciendo: "¿qué te pasa?" Pero lo ignoré y volví mi vista hacia los chicos —¡Lorenzo! ¡André, déjalo en paz! 

André se quedó quieto ante mi grito, con sus manos cubriendo los hombros del asustado Lorenzo. Me solté del agarre de mi mejor amigo y corrí hasta que llegué a ellos; empujé a André y, desesperada por sentir de nuevo sus manos y sus labios en mí, me tiré a Lorenzo, besándolo con la boca abierta, buscando su lengua.

—¡¿Anabelle, qué mierda?! —gritó André de nuevo, separándome de nuevo de él. Luego otra persona tomó a Lorenzo y se lo llevó, pero André se rozó conmigo por detrás y habló en mi oído— ¿Sabes lo que Ashton le hará si los ve? ¿Qué demonios te pasa? 

No escuché bien lo que dijo, pero tiré mi cabeza hacia atrás y me froté contra su cuerpo, haciendo que se separara de mí inmediatamente. ¿Qué demonios me estaba pasando? ¿Por qué estaba tan malditamente excitada? Nunca en la vida había deseado tanto que alguien, quien fuera, me tocara. Podía sentir la humedad escurriendo entre mis piernas y sabía que no era normal.

Pew Pew {a.i}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora