La noche estaba despejada, las sombras del bosque eran descubiertas por el resplandor de la Luna, las estrellas la acompañaban como fieles consejeras. Los grillos bailaban debajo de ella y los sapos cantaban, en cambio, lo cuervos parecían que gritaban como pidiendo ayuda. En ese alejano bosque se encontraba un carruaje del duque, tirado por dos caballos negros quienes iban de galope, como si el diablo fuera detrás de ellos. Los cuervos seguían pidiendo ayuda, sabiendo que el duque había echo de nuevo una de las suyas.
Dentro del carruaje se encontraba una albina con su uniforme escolar manchado de sangre y atada por las manos, lamentándose por lo bajo sin saber que estaba pasando.
¿Que fue lo que salió mal? ¿Porque me paso esto a mi?
Se decía a si misma mientras derramaba lágrimas como si no hubiera mañana y no paraba de temblar, la mano derecha del duque solo se le quedaba observando, como si ya estuviera acostumbrado de hacer eso.
Maldito Capitán, mira que estar comprando desconocidas por el mercado.
Se dijo a sí mismo, mientras desviaba la mirada ya cansado de ver a la albina llorar todo el rato.
El carruaje ya estaba llegando a su destino, los caballos ya estaban casi agotados, la albina se la había pasado casi todo el camino mirando por la ventana. La mansión del duque estaba a las afueras de la ciudad, alejada de todo, así que la mansión estaba ubicada en medio del bosque. Sin darse cuenta ya había llegado a su perdición—Venga, abajo—mandó el oji-rojo a la albina, ella para no hacer más escándalo solo le hizo caso, al bajarse se dio cuenta de lo grande que era la casa del duque.
A diferencia del ambiente, la mansión era blanca con espejos largos y pilares en la entrada, se podría decir que era de cuatro pisos. La albina estaba tan concentrada en admirar la enorme casa que no se dio cuenta cuando una criada morena de dos coletas le estaba desamarando las cuerdas que le aprisionaban las manos, claramente dejándoles marca—Oye, dame tus manos—sentenció para finalmente quitarle las cuerdas del todo y guardárselas en su bolsillo, la albina seguía observando todo su alrededor y analizándolo—¿A que estas esperando? ¡Entra de una vez!—la albina rápidamente fue donde la puerta, entrando detrás de la morena quien sujetaba una vela para iluminar el interior.
Los pasillos eran grandes y espandiosos, lo suficiente como para jugar al fútbol adentro. La luna se asomaba por las largas ventanas que recorrían todo el silencioso pasillo, parecía como si ningún alma viviera ahí. La albina seguía temblando sin saber que es lo que le estaría preparando el futuro, hasta llegar a una puerta—Entra adentro—dijo la morena.
—Uh... Yo...—intentó decir algo pero no la dejaron ya que la morena la empujó para adentro bruscamente haciendo que se cayera al suelo frío—¡Ah!
—¡Solo haz lo que te digo!—dijo para luego cerrar la puerta de un portazo.
No... no ¡No quiero morir!
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La criada y el vampiro
Fantasy[PAUSADA] ¿Que harías si por accidente te teletransportaras a otro universo paralelo desconocido? Elizabeth Liones, una chica agradable y amiga de todos ha caído en un mundo extraño llamado "Danafor" después de un accidente automovilístico. Se la...