Parte 13 Epílogo

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Cuando le dijo que la amaba se sintió muy mal por sentir lo mismo, desde Taylor no se había sentido así y tenía la sensación de que la estaba traicionando por amar a otra. Ella ya sabía lo que sentía por la morena dese hacia tiempo, pero nunca lo había verbalizado tan a las claras, aunque había tenido ganas de hacerlo mucho antes, siempre acababa tragándoselo, porque nunca le había dicho te amo a nadie que no fuera Tay y quería decírselo a Lexa, y no debería ser un problema, era algo jodídamente bueno, era lo más sincero que había dicho en mucho tiempo, suponía hacerlo con el corazón en la mano, dárselo a Lexa, total, ya era suyo desde hacía un tiempo, pero ella a veces seguía siendo un poco gilipollas.

Cuando se dio cuenta de que Lexa iba a salir por la puerta y que probablemente podía perderla sin no hacía nada, se sinceró, del todo. Perder a Lexa no era una opción viable, nunca lo había sido y mucho menos hacerle daño. Y menos mal, aquella mujer sabía hacerla sentir mucho mejor, su corazón había elegido sin duda a la adecuada. Y es que la amaba tanto que a veces hasta dolía. Nunca podría decir que había sacado a Taylor de su corazón, tampoco quería hacerlo, pero ahora ocupaba un sitio distinto, importante, pero distinto, el resto lo ocupaba una morena de ojos verdes que se merecía todo lo mejor que ella le pudiera ofrecer, y hacerla llorar por su incompetencia emocional transitoria no era algo que entrara en sus planes ni a corto, medio o largo plazo. Lexa Woods tenía el 95% de su corazón en exclusiva para ella. Estaba segura de que sabría cuidarlo bien.

Por suerte todo había ido genial, ese pequeño episodio al final solo habla servido para unirlas más y hacer su relación más fuerte después de dar el paso de sacar los miedos que las frenaban a ambas, en especial a ella. Se prometió a si misma ser sincera al cien por cien con su novia, aunque pudiera asustarle, Lexa no la dejaría sola igual que ella no lo haría con la morena. Juntas eran más fuertes y tuvo la suerte de darse cuenta a tiempo.

El viaje a Inglaterra había ido de puta madre, tanto en lo deportivo como en lo personal. Era su mayor apoyo, la persona más importante que tenía. Incondicional. Fueron las mejores "no" vacaciones de su vida. Tenía mil fotos de Lexa tomando té con pastas, le había dado una especie de fetiche raro con ellos, se había mimetizado con la cultura inglesa demasiado a conciencia y le había hecho prometer que todos los días que estuvieran en la cuidad la llevaría a tomarlos. Levantaba el dedo meñique cada vez que daba un sorbo y la llamaba "Darling" continuamente. Era tan idiota que era imposible no enamorarse más todavía, por eso ahí estaba ella, haciéndolo sin control y sin ninguna gana de frenarlo.

Solo esperaba que aquella costumbre se le quitara cuando volvieran a casa, no podía ganar dinero solo para pagarle a Lexa la vajilla y las cajas de té. Cuando le dijo que las vistas desde el ojo de Londres no eran para tanto, la morena se enfadó con ella y le dijo que no tenía derecho a pisar aquel suelo británico nunca más. Pero cuando luego la llevó al Tower Bridge y corrió con ella en brazos lo que pudo simulando que era Peter Pan volando con Wendy, se le pasó todo, a pesar de la vergüenza que seguro le hizo pasar. Lo suponía porque la conocía, no le dijo nada, estaba roja aunque no podía parar de reír y cuando la volvió a dejar en el suelo en lugar de "reñirla" le dio un beso que recordaría toda la vida y le dijo un "Te amo" que le caló más hondo que ningún otro, menos mal que la sujetaba fuerte también porque no le hubiera extrañado caer al Tamesis cuando casi le fallan las piernas. Lo sentía todo muy fuerte con ella. Todo era maravillosamente intenso. La suerte de su vida la tomaba fuerte de la mano, entrelazando sus dedos y le regalaba besos increíbles mientras caminaban por Hyde Park en busca de un helado, hacía el gilipollas con ella en medio del Madame Tussauds, consiguiendo unas fotos increíbles y se le inflaba el corazón el el pecho cada vez que la veía sonreír. Sus ojos verdes era el camino que quería seguir, sin importar a dónde la llevaran, seguro que era a otro sitio en que querría estar, porque con Lexa todo le valía. Respirar era mucho más fácil, costaba mucho menos, desde que ella estaba cerca y sonreír le salía solo cada vez que la miraba, porque no lo podía controlar, como si no hacerlo fuera algo inconcebible, y tal vez lo era.

FÉNIX -Life is about more than just surviving -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora