Capítulo 1

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5 años

- Roma es nombre de niña - dije mirando raro al chico que se escondía detrás de las piernas de su papá. Esperé un tiempo su respuesta pero solo se oyeron las risas de los mayores. - Papi, ese chico no me habla, malos modales - una sonrisa se asomó en el rostro de mi papá.

- ¿Cómo quieres que te responda si prácticamente lo espantas? - todos rieron en conjunto cuando vieron que arrugué mi nariz luego de lo que dijo. Suelo hacerlo seguido, mayormente cuando me disgusta algo.

- ¡Yo no lo espanto! É-el... no me responde - trato de bajar la voz para que el niño no se asuste. Suelo ser muy preguntona y, a veces, me entusiasmo mucho al querer hacer nuevos amigos. Papá me da un empujoncito y hace que me acerque. Lo miro dudando, él me sonríe para que tome la iniciativa y me acerque al niño con ojos claros y nombre de niña.

Apenas estoy a un paso el niño me gruñe. - ¡Auch! - el niño se agarra la cabeza por el golpe que le di y me mira con los ojos abiertos.

- ¿Qué clase de niño eres? No se gruñe, compórtate - él baja la cabeza y todos vuelven a reír. ¡¿Por qué se ríen?! Si yo lo hubiese hecho, mi mamá no dudaba en tirarme de las orejas.

- Perdón - por lo menos sabe pedir disculpas. Antes de que lo siga retando mi mami carraspea haciendo que me de vuelta y la rete con la mirada. Ella siempre me reta cuando tengo malos modales. Iba a decirle algo pero vi su mirada y supe que tenía que callarme.

- Te perdono -le sonrío esperando su sonrisa de vuelta. Y cuando creí que no me iba a sonreír, se asoma en sus labios una mínima sonrisa, pero fue ten pequeñita y tan terrorífica que caí en cuenta de que este niño me iba a hacer la vida insoportable.

12 años

- ¡Yaa! Dame mi auto, África - dijo haciendo pucheros. ¡Wow! 12 años y no aprende a que no tiene que ignorarme.

- ¿Por qué me ignoras desde hace días? Si no era por tía Vicky que me abrió, no podría hablar contigo -no tenía idea de lo que había pasado. Después de tantos años siendo mejores amigos, él simplemente un día dejó de hablarme.

- No pasa nada, devuélveme mi juguete -ni siquiera se atreve a mirarme.

- ¡Claro que no! ¿Por qué no hablas conmigo? -hice pucheros y escuché su bufido.

- ¡Auch! ¡¿Y ahora, por qué me pegas?! -okay por lo menos me grita.

- No bufes, no eres un animal -Yo y mis clases de modales impuestos por mi mamá desde que nací, él me conoce, sabe que no lo tolero. - Dime que tienes, no es normal que de un día al otro decidas no hablarme, si hice algo malo dime y lo puedo solucionar -tenía terror a perderlo, era mi único amigo de verdad.

- ¿Por qué no intentas hablar con Lucciano? -murmuró demasiado bajito pero lo pude escuchar. Ahora si no entendía nada, ¿por qué Lucciano? Ese imbécil intentó robarme un beso hace una semana y media.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué le contaría algo a ese? -su mirada cambia a confusión.

- Te gusta, ¿o no? Ni siquiera me contaste que se besaron, y soy tu "mejor amigo" -suena dolido enserio.

- ¡No! Claro que no me gusta, ¡que asco! -su mirada cambia y no logro entender que está pasando. - Te iba a contar pero me ignoraste, ni siquiera respondiste a mis mensajes -y de pronto lo tengo abrazándome. Cuando me deja de abrazar iba a golpearlo por ser tan arisco pero me quedé completamente quieta y con los ojos abiertos.

Él. Me. Está. Besando.

18 años

- ¡África! -su grito me alienta a aumentar la velocidad de mis pasos y lograr salir de esta maldita casa. No tendría que haber venido a esta fiesta, tuve un mal presentimiento desde el inicio.

El Caso MirtogluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora