Capítulo 5: Ritual

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--¡¡¡Verinka quiero salir, déjame salir!!!!— la tricolor se encontraba en su cama retorciéndose de dolor dando bocanadas de aire, no encontraba posición para poder mitigar el dolor.

--¡No Mekxica! ¡No puedes!—La rusa trataba de contener a la mexicana pero ésta tenía más fuerza de la que aparentaba –El doctor ya viene porr favorr recuéstate---

--¡¡¡Verinka!!! ¡¡¡NECESITO SALIR!!!—loa ojos de México cambiaron a un dorado y sus pupilas se volvieron una delgada línea negra, parecían ojos de felino o reptil, cosa que sobresaltó a Verinka, pues ya había escuchado cuando los Countrys tienen emociones o sensaciones muy intensas podría ser que manifestaran algún cambio en su morfología, sin embargo era la primera vez que presenciaba algo así, pero regresó en sí al escuchar que alguien tocaba la puerta.

Obregón--México, tranquilízate... Srita Verinka por favor, si es tan amable déjeme pasar creo saber lo que está pasando— entró apresurado a la habitación una vez que Verinka abrió la puerta para acomodarse junto a la country quien parecía estar agonizante.

--Obregón déjame salir... por favor... te lo imploro...— Sus ojos alternaban entre normales y amarillos, sin duda era un dolor muy fuerte lo que estaba sintiendo.

--Lo lamento México, pero eso no será posible...—

--¡¡Me duele!!—la tricolor se retuerce abrazando su estómago, sentía al mismo tiempo cómo en su espalda comenzaba un ardor a la altura la marca en forma de alas.

--Ya sabía que esto pasaría pero no creí que sería justamente en estos tiempos...-- Obregón parecía preocupado, tal parecía que sabía lo que estaba a punto de ocurrir.

--De.. de qué estás hablando ¡¡¡Aaaaghhhhh!!!—México sólo sentía como se partiría nuevamente—¡¡¡Pero si no hemos perdido territorio!!!—

--Tranquila le explicaré luego, pero necesito que te abras la pijama— le dijo con premura.

--¡No seas puerco! No me gustas gggnhhh!!!--

--¡NO ES ESO CARAJO! Acuéstate boca abajo si no quieres que te mire te voy a ayudar— mientras él y Verinka la acomodaban ya que era trabajoso para ella moverse.

--Ni una palabra a nadie de esto, ¿entendiste?... ¡¡ABSOLUTAMENTE A NADIE!!—

--Si como quieras pero abre pronto tu pijama y descubre tu espalda ¡Rápido!— mientras Verinka ayudaba a México a abrir su pijama, Obregón le dio un cinto de cuero

--¿Qué es esto? ¿Una faja? Para qué—GNAAAAAHHH!!— Nuevamente sentía cómo el dolor se intensificaba cada vez más.

--Esto es para que muerdas, la fiebre que tenías empeoró tu situación. Esto te va a doler...--

--AAAAAHHH!!!! ME QUEMA!!! OBREGÓN, VERINKA HAGAN QUE PARE POR FAVOR!!!! UGH!!!!—

--Verinka sostenla, no debe dejar esa posición—

--s-si... Lo siento Mekxika...--

Así sometida, México sintió como nuevamente la herida hecha por el norteamericano se abría nuevamente, o al menos esa era la sensación que tenía, ya no sabía, tenía ganas de vomitar, temblaba del dolor y sólo pensaba en que quería salir de ahí de cualquier modo. Hasta que de pronto se desvaneció y perdió el conocimiento.

De pronto vió una luz y había alguien frente a ella con un olor muy peculiar, un olor que ella reconocería sin importar el tiempo o el lugar —mmm... Mamá?—pero la persona sólo sonreía y la saludaba a la distancia.

—¡Mamá! No me dejes... ¡¡¡por favor!!!— gritó intentando alcanzarla, sin embargo, fue inútil, no podría acercarse a Mexica, quien dando la espalda se fue alejando a la luz. En eso México alcanzó escuchar la voz de su madre, no sabía que las lágrimas estaban desbordando por sus ojos...

Hasta que nos volvamos a encontrar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora