Four.

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Four.
La fiesta.
Parte 1.

Siento de repente un dolor en mi estómago, medio abro los ojos para ver la rodilla de Monica en el mismo, y a ella rocando. Si sus culos la vieran...

Trato de quitar su rodilla con mi mano, pero la entierra más, y suelto un quejido. Le doy un golpe en la pierna para que se quite, pero ella sigue intacta. Con la presión de su rodilla, más me echa hacia atrás, y si sigue así me voy a caer del mueble por muy ancho que sea.

- Monica... - Le pincho la pierna, pero la caraja duerme como bebé.

Y después la que duerme como tronco soy yo. Reviro los ojos internamente.

- Monica. - La muevo, pero nada. - Monica. - Coñoelamadre. - ¡MONICA!

Se despertó, por fin. Pero del susto terminó dandome una patada y ahora sí caí de una al piso de cerámica oscura. Enseguida siento el dolor punzante en la espalda y la cabeza.

- ¡Angel! - Se dió cuenta que me dió senda  coñaza y me ayudó a pararme del piso aún aturdida. - ¿Tas' bien?

- ¿Me veo bien, pendeja? - Reviro los ojos y frunzo el ceño. - ¿Y mami?

Volteamos y todo está oscuro, lo único que ilumina es la luz que entra por el enorme ventanal.

- ¿James? - Monica llama a la nada.

Ay verga.

Pelo los ojos. - Marica.

- ¿Tú crees que...?

Nos pegamos a correr por todo el enorme apartamento buscando a mami y James o cualquiera de las cachifas. Pero recuerdo que hoy es domingo, y ellas no trabajan los fines de semana.

- ¿¡MAMI!? - Grito. - ¿CAMILE FERNÁNEZ? - Le llamo por su nombre completo porque sé que no le gusta y si te escucha haciéndolo te ganas un lepe gratis.

Vuelvo a la sala donde está Monica con la mirada perdida, sentada en el mueble.

Pobrecita, y ella que quería putearle a Christian Grey.

- Nos dejaron, Angel.

Me siento a su lado. - Ella dijo que si nos dormiamos y no estabamos listas a las siete nos dejarían. Y tu sabes que mami lo que dice lo cumple.

- Si, lo sé... ¿qué hora es? - Me pregunta alzando la mirada.

Veo el reloj que hay en la mesita en el medio de los cuatro muebles.

- Las nueve y quince.

Se tapa la cara. - Coñuelamadre, mano. Quería ver a Jamie Dornan.

- Sí, sí, ya, lo que querías era putearle.

- También. Y que tal vez me autografiara las tetas.

Reviro los ojos. Esta caraja va a morir puta.

De repente, el asensor se abre y sale de ahí Joseph.

- Pero, mirale el lado bueno, ahora le puedes putear a Joe.

Él se camina hacia nosotras con su típica aura de chofer sexy y su traje negro.

¡Naweboná, Timothée! | Timothée Chalamet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora