Six.

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Six.
Daniel.

- ¡Párame bolas, Angel del Valle!

Pego un brinco y salgo de mis pensamientos para ver a Monica con los brazos cruzados.

- Naweboná. ¿En qué piensas tanto?

Niego con la cabeza y tomo de mi jugo de naranja. - Eso no es peo tuyo.

Obviamente no le voy a decir que estaba pensando en el tal Timothée. Que naweboná, chamas, me tiene la cabeza quemaita' de tanto pensarlo.

La fiesta fue hace ya dos días, y a mi no se me sale de la cabeza ese chamo. A parte no puedo olvidar todo lo que sentí sólo con verlo y cuando nos tocamos las manos, naweboná...

Hace el  típico umumjum con la garganta y le echa un mordisco a su pie de limón.

- Tas' alsaita tú. Ve que le puedo echar paja a mami.

Entrecierro los ojos. - ¿Y qué le vas a decir?

Se encoge de hombros. - Que ahora andas con un gringuito y no le has dicho nada.

- ¡Pero si yo no ando con nadie, Abelarda! - Le digo para que se pique.

Me señala con su dedo índice. - Ya, Angel del Valle, no me busques que me encuentras.

Reviro los ojos. - Ajá, ¿qué vamos a hacer con mi jevo de embuste?

- Bueno, he estado averiguando poray, y...

Alzo la mano. - Perate, ¿me estás diciendo que me estabas buscando jevo?

Inclina la cabeza de lado a lado. - Algo así.

Yo pensé que iba a ser puro embuste y le íbamos a decir a Beatrice que la relación a distancia no funcionó y que terminamos. Pero esto es más divertido.

Alzo una ceja. - ¿Y está papi?

- Definitivamente. Es alto y tiene la piel medio morenita.

Entonces está papi, marica.

Asiento. - ¿Cómo se llama?

Sonrie. - Daniel.

¿Ah?

Parpadeo. - ¿Se llama Daniel? ¿De pana?

Asiente, con una sonrisa pícara. - De pana.

Frunzo el ceño. - ¿De dónde me estás sacando tú ese jevo? - Iba a tomar más de mi jugo, pero se acabó.

Llamamos a una mesera del café en donde estamos y me llena el vaso. La chama se va y  Monica prosigue con su cuento.

- Osea, digamos que tengo un amigo aquí, que tiene un amigo que finge ser tu jevo o amigo por plata.

Naweboná.

- A lo que hemos llegado. - Ahora sí tomo de mi jugo.

- Ajá, el punto es que el carajo se llama Daniel, y yo hablé con él para cuadrar el beta. Le dije que viniera hoy para que lo conocieras y se medio entendieran.

¡Naweboná, Timothée! | Timothée Chalamet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora