Five.

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Five.
La fiesta.
Parte 2.

Timothée Chalamet...

Es francés. El nombre, por lo menos.

Creo que me va a dar un ataque, marica, se me va a salir el corazón del pecho. Estoy hipnotizada con la melodía que está tocando, es súper suave, hasta da sueño.

No puedo quitar mi vista de él, simplemente no puedo y tampoco quiero. Sus brazos se alargan y encogen para llegar a las teclas, tiene un aire elegante y tranquilo, delicado.

¿Hablará francés? ¿Qué le gustará? ¿Tendrá jeva? Espero que no.

Uy, no. ¿Qué estoy pensando?

Parpadeo rápidamente para medio espavilarme, pero sólo logro sonreir como pendeja. Ay, vale...

- ¿Estás bien? - Escucho que me pregunta mi tía, pero de lejos.

No sé.

Realmente no sé.

Narra Timothée.

Toco una pieza de Bach, la única que sé aparte de las que toqué en Call me by your name. Estoy totalmente consetrado en ello, hasta que toco la última tecla y alejo mis manos del piano de cola negro para levantar mi vista y sonreir a los aplausos de la gente - la mayoría famosa. - que hay en la fiesta a la que me invitó Beatrice.

La conozco de eventos a los que nos hemos encontrado, y siempre nos tomabamos selfies graciosas. Ella es muy amistosa y noble, me cae bien. Cuando me enteré que se mudaba a Hell's Kitchen, la visité y pasé la tarde con ella platicando. Y me invitó a la fiesta de bienvenida para ella y sus familiares.

Pero sólo llegaron dos de ellos, por lo que sé ya que Beatrice estaba como loca gritando cosas que no entendía por teléfono. Luego me explicó y me dijo que sus nietas, las cuales no sé sus nombres, no llegaron.

Me ofrecí a tocar el piano para quitar su mal humor, y ahora estoy de pie haciéndo pequeñas reverencias a personas como; Nicole Kidman, Jamie Dornan, The Weeknd, Selena Gomez, Scarlett Johansson, y muchísimas más a los que admiro.

Beatrice se acerca a mí y me abraza.

- Tocas maravilloso, cariño.

Sonrio apenado. - Claro que no.

Toma mis mejillas y las apreta. - Debes dejar de ser tan modesto. Por supuesto que tocas fantástico, y no vas a cambiar mi opinión. - Las suelta y sonrie. - Ven, te quiero presentar a alguien.

Niego con la cabeza. - No, es que tengo que ir al baño. ¿Dónde es?

Señala un pasillo un poco oscuro. - La última puerta a la izquierda, está oscuro porque todavía le falta iluminación a algunas partes de la casa.

Asiento. - Bien, vuelvo en un momento.

Me adentro en el pasillo y saco la linterna de mi teléfono para alumbrar. Abro la puerta y hago mis necesidades, pero cuando me estoy lavando las manos, oigo que la puerta de abre de repente.

- ¡Ay, mi madre! - Se escucha una voz femenina, pero así como apareció, se fue, cerrando la puerta.

Extrañado, agarro mi teléfono y abro la puerta, veo una cabellera rubia y la espalda de un vestido blanco caminando de lado a lado.

¡Naweboná, Timothée! | Timothée Chalamet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora