Limbo

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Este lugar.

Es un sitio muy oscuro, no sentía sus pies en la tierra, o más bien, no se sentía en la tierra.

¿Murió?

Probablemente.

¿Descansaría en paz?

Lo dudaba.

Había cometido pecados en su último lecho de vida.

Había lastimado a gente inocente, incluso cree él haberlas asesinado.

¿A dónde iré?

¿Podré ver a mi familia?

¿Nezuko estará bien?

¿Kanao está bien?

Para él todo suceso es confuso, no recuerda nada más luego de haber asesinado a Muzan. Todas sus memorias son borrosas, estuvo a punto de asesinar a Inosuke, hirió a su linda hermana, lastimó a la hermosa Kanao.

Pero él no tiene conocimiento de aquello.

Viendo más a sus alrededores divisó dos entradas.

Curiosamente intuía lo que había detrás de cada una.

La primera era la entrada al paraíso, estaba seguro de que su familia se encuentra en ese lugar.

La otra, era la entrada al infierno, lugar donde Muzan y sus subordinados están.

¿Que debía hacer?

Él sentía que merecía a ese grotesco lugar, despues de todo él también era un asesino.

— Quizás ahí pueda descansar.

Comenzando a emprender su camino, una rasposa mano lo detuvo.

— ¿Donde crees que vas?

— ¡¿Papá?!

— El mismo. — Kamado Tanjurou le sonrió a su hijo. — Donde te diriges es el sitio equivocado.

— Creo que merezco estar ahí. — Tanjirou habló algo decaído. — Muchas personas murieron por mi culpa, intentando cumplir con el absurdo sueño de este patético humano. Padre, no he logrado nada en mi viaje, perdóname.

— Sabes muy bien que no obtendrás mi perdón.

— Lo siento, tienes razón... — El joven iba a seguir hablando hasta que su padre lo interrumpió.

— No obtendrás perdón alguno ya que no hay nada que perdonar. — el padre le dedicó una cálida sonrisa. — Tanjirou mi hijo, tu viaje no fue en vano, lograste que  mi adorada hija volviera a ser humana, libraste al mundo del control de ese demonio, salvaste muchas vidas.

— ¿A qué costo?, muchas de esas vidas fueron sacrificadas.

— Al contrario, todas esas vidas te fueron encomendadas con el único propósito de librar a la humanidad de esa detestable alimaña.

— ¿A quién le dices alimaña, humano asqueroso? — La voz de Muzan resonó en ese extraño espacio. — Deja a mi sucesor, tiene que cumplir mis sueños.

— No molestes a mi hijo, llevas mucho tiempo aquí, el infierno te espera, escoria. — Tanjurou se notaba molesto con el demonio presente. — Tanjirou, por favor vuelve con tu hermana, ella te necesita.

— ¡Papá! ¡He lastimado a Nezuko! Al menos eso creo. — bajó si mirada. — No sé si ella me pueda perdonar. — el joven se denotaba decaído, a su vez, la marca de su frente se intensificaba más.

— No lo escuches Tanjirou, tu padre no sabe que lo que te hice fue un favor. — Muzan se expresaba confiando pero su olor denotaba desespero. — Te hice el ser más perfecto y completo que hay, no puedes morir, él solo tiene envidia porque solo se enfermaba y su salud deploraba cada vez más...

— ¡Silencio! Deja de ver los recuerdos de mi hijo.

— ¿Que escojes Tanjirou? — Muzan preguntó.

...

Su vista era opacada por la intensa luz del sol.

Le dolía la cabeza, su espalda ardía, sus brazos no los sentía.

¿Que pasaba?

¿Todo había acabado?

Escuchaba gritos que no eran del todo claros, leves susurros quizás.

— Kamado, mi muchacho, vive con la frente en alto y enciende la llama de tu corazón.

Kamado-Kun, quería encomendarte mi sueño, poder ser amigo de los demonios, seguro tu lo conseguirás.

— Tanjirou, gracias, gracias a ti recuperé mis recuerdos.

— Después de que casi me rompes el brazo en aquella ocasión, ¿piensas que somos amigos?

Vio sus sombras antes de despertar, y tres  más se sumaron.

Al final despertó.


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