-Sam. - le llama y el contrario gruñe en respuesta por el apodo. - Le tengo una apuesta. -habla con la voz entre firme y seductora el rubio frente suya.
El mayor enarca una ceja, apartando la vista de su ordenador para fijarse en él. -¿Perdona? -responde, incrédulo por el atrevimiento. - Deja ya las tonterías que los expedientes no se revisan solos. - hace un gesto con la mano para que se vaya, restándole importancia. -Y te he dicho que no me llames así un millón de veces. Espero que no se repita. - le señala con el dedo índice, prepotente.
Al rubio se le curvan los labios hacia arriba, formando una preciosa y traviesa sonrisa que el contrario no logra interpretar. ¿Acaso no había entendido que no estaba para tonterías?
¿Qué tenía planeado?Sin dudarlo ni un segundo, apoya ambas manos sobre el escritorio de Samuel, haciéndole brincar sobre su silla de la sorpresa, y se inclina hacia adelante para quedar cara a cara.
-Le apuesto veinte euros a que en un mes se enamora de mi. -sonríe una vez más, decidido.
El de barba parpadea repetidas veces sin comprender.
¿De que mierda hablaba?Samuel deja escapar una risa irónica, en parte, para disimular su creciente nerviosismo.
-¿De que hablas, Doblas? - pregunta alzando su tono de voz, recostando su espalda al completo sobre el respaldo mientras se cruza de brazos.- Te recuerdo que soy tu maldito jefe.- concluye con una voz ronca que logra alterar cada parte de Ruben.
-Y yo su empleado favorito. -alza ambas cejas con sorna, exponiendo el secreto que tan guardado se tenía el mayor. Éste se queda estático en su asiento, con la boca entreabierta. -¿Y qué con eso?-se acerca peligrosamente a él.
Samuel respira profundo, aguantandose las ganas de estamparle un golpe en el rostro o de... comérselo ahí mismo. Las dos eran válidas.
-Rubén, vuelve a tu puesto de trabajo. - habla lentamente a medida que se quita los lentes, notando como su paciencia se va evaporando poco a poco. - AHORA.
El menor pega un respingo al oír este último grito y frunce los labios para formar un puchero en ellos que hace que el de cabello oscuro aparte la mirada. -¿Debo tomar eso como un "acepto la apuesta"? -habla suavemente en un tono bajo.
-¡Vete Doblas! - demanda finalmente, fulminandolo con la mirada.
El rubio se incorpora nuevamente, volteandose para caminar hacia la salida de aquella oficina como si nada hubiera ocurrido. Cuando estuvo en la puerta, le dedicó una última pero intensa mirada que tranquilamente podría haber matado a Samuel.
Moduló un "adiós jefe" con los labios para acto seguido pasar la lengua sobre estos, cosa que a Samuel le descolocó a la vez que enfureció aún mas.
-Maldito seas, Doblas. -maldice con la voz áspera y el cuerpo caliente apretando el puño contra la madera de roble oscuro del escritorio. Aquel rubio de ojos verdosos lo habia retado, y el nunca jamás se dejaba perder.
¿Quién acabará cediendo su corazón con la excusa de veinte euros?
próximamente...
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| BET | rubegetta
FanfictionRubén Doblas, empleado de la central de policía de Karmaland y aficionado a las apuestas bobas, decide apostar con su propio jefe. [+18] top!: sam bottom!: rub [Karmaland AU] Capítulos cortos. Historia 100% mia, se prohibe cualquier tipo de adaptaci...