capitulo 3 ; citación

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Eaa volví después de mucho tiempo (seguro nadie lo notó pero bueno ahre).
Cortito, pero no podía esperar a subir capitulo ¡!

Voy a estar actualizando mas seguido.

(les recomiendo releer los anteriores capítulos para recordar todo)


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-Les apuesto cincuenta pavos a que no se animan a hablarle a Bravo.

Y ahí estaba de nuevo, apostando estúpidamente lo primero que se le pasaba por la cabeza.

-Volvió el Don apuestas. -ríe Guillermo, negando con la cabeza.

-Te corrijo, nunca se fue.

Rubén, Guillermo y David, íntimo amigo de los dos primeros, se encontraban en hora de descanso por el almuerzo.
Los tres se encontraban en la oficina del rubio mirando en dirección al escritorio de Alejandro, un tío de quién desconocían otra expresión facial que no fuera la de seriedad frente al escritorio.

-¿Y bueno? ¿Nadie va a aceptar? -habla Rubén nuevamente, intentando incentivarlos. -Vamos Fargan, ¿le tienes miedo a 1.69m de estatura?

El nombrado alza las cejas y se voltea para observar al menor a lo lejos, que se encontraba concentrado en su trabajo, y vuelve a mirar al rubio, dispuesto a aceptar. -Trato hecho. A la salida del trabajo lo haré.

El apostor sonríe victorioso a pesar de su evidente derrota mientras Guillermo niega con la cabeza. Rubén era un caso perdido y Fargan no ayudaba.

De repente, el altavoz de la sala se hace oír por todo el departamento, llamando la atención de nuestros tres compañeros y de todos los demás.

-Atención. Preciso la asistencia inmediata de Doblas Gundersen en mi oficina ahora mismo. -dicta de forma seria el jefe. -Repito, Doblas puesto SF-3 a mi oficina. Fin del comunicado.

Cuando el mensaje finaliza, todas las miradas se centran en el nombrado de forma casi inmediata mientras los murmuros no se hacen esperar, como si de un instituto se tratara.

-Uhh, estás jodido. -dice David palmeando su espalda.

-Te extrañaremos. -se integra Guillermo.

-Solo por eso no los invitare a nuestra boda. -dice infantilmente cruzándose de brazos. -Seguramente se me vaya a declarar o algo así. -afirma el noruego con una risa, intentando ocultar su nerviosismo.

-Ajá. Hay gente fantasiosa y luego estás tu. -ríe David y Guillermo lo mira con algo de preocupación.

-Ruben, lo único que te pido es que no hagas nada estúpido, por favor. -pide Guillermo, conociendo las intenciones de su amigo. -...de nuevo.

-Me estás pidiendo algo muy difícil.

Finaliza para levantarse de su escritorio a la par que suelta todo el aire contenido, y camina con toda la confianza del mundo a la oficina, sintiendo miradas provinientes de todas direcciones en el proceso.
Para su suerte, era bueno ocultando cuando se encontraba nervioso, había que conocerlo mucho para darse cuenta de ello.

Cuando llega a la puerta, levanta su mano para golpear, pero se da cuenta de que ya se encontraba abierta, por lo que ingresa directamente.
Una vez dentro, ve a Samuel en la ubicación de siempre; sentado en su silla con la espalda recta y los brazos apoyados sobre el escritorio.

El menor ingresa bajo la mirada fija del contrario, la cual podía jurar que se encontraba distinta. Incluso podía percibir cierto enfado de su parte, por lo que traga saliva.

-¿S-si Sam? ¿Para qué me necesitaba? -pregunta tomando asiento frente al mayor, con algo de miedo por lo que tenía para decirle.

Samuel suelta un largo suspiro, para comunicar lo que tenía en mente desde la noche de ayer y no lo dejaba en paz.

-Quiero que me hables del cret...del hombre de ayer. -se corrije rápidamente, por lo que Rubén ladea la cabeza sin comprender. Ante esta acción, Samuel se ve obligado a apartar la mirada al sentir una especie de ternura por aquel gesto. -Álvarez Raúl.

-Ah, es eso, ¿verdad? -responde, completamente decepcionado, levantándose de su lugar. -Lo convenció de echarme y dejarle mi puesto. Ya veo.

El mayor lo mira confundido, comenzando a negar con la cabeza.

-¿Pero qué dices? no, no, no. -habla apresuradamente tomandolo de las manos para impedir que se levante. -Necesito saber por qué tuvo ese comportamiento contigo afuera de la comisaría ya que...no es apropiado. -dice a modo de excusa.

El conocía a Raúl ya que era un empleado de excelencia según le contaban los demás jefes de policía, pero la situación de ayer lo descolocó por completo e incluso le hizo preocuparse.

Al decir lo último, nota como Rubén se encoje levemente en su lugar, indicatorio de que no deseaba hablar del tema e incluso le incomodaba.
El menor mira las manos de Samuel, que se encontraban sobre las suyas, y no puede evitar sonrojarse levemente.

-Mire Sam...realmente le agradezco su ayuda y confío en que sus intenciones son buenas pero...no deseo hablar del tema por el momento. -dice con una expresión distinta a la que tenía cuando ingresó a la oficina. -Si me disculpa... -finaliza para levantarse de su asiento.

La respuesta del contrario deja perplejo a Samuel, quien decide dejar el tema de lado.

-Está bien, ve a trabajar.

Era inevitable para él preocuparse por el episodio de ayer, es decir...era uno de sus empleados. Era completamente normal hacerlo ¿verdad?

Bufa resignado, para regresar la mirada a las hojas sobre la mesa.

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