Todo había pasado demasiado rápido.
En cuestión de segundos, Caelum había alejado de un empujón a aquella chica extraña, la cual utilizó su brazo como escudo para amortiguar la caída, pero aún así era bien sabido que una pequeña hematoma se formaría en dicha zona.
Laneya dejó escapar un sonoro quejido de dolor por el golpe.
Sin saber exactamente porqué, Caelum llevó por un momento su atención a ella, pero aquel segundo de distracción fue suficiente para que una llamarada de fuego lograra envolverlo.Al ver aquello la chica profirió un pequeño grito pensando lo peor. Estaba tan asustada por la escena que, de la nada, sus ojos comenzaron a cristalizarse.
— Hijos de... — Caelum maniobró rápidamente aquel ataque dejándose envolver por una capa de agua que logró disminuir rápidamente el fuego.
Él estaba herido. Algunas de las dagas habían logrado rozarlo causando heridas en su piel y, más encima, el maldito pastel por el que había salido estaba ahora hecho añicos.
Harto hasta los cojones y llegando su límite, Caelum formó lo que parecía ser la figura de un dragón con el fuego (técnica conocida como aliento de dragón) causando que los dos sujetos fueran envueltos entre las llamas.
El platinado se acercó a los hombres e hizo que las dagas que se encontraban en el suelo se levantarán con una pequeña ráfaga de aire.
Formó una sonrisa de satisfacción cuando los objetos se clavaron en el corazón de cada uno de aquellos hombres, justo donde él había apuntado.— Volví a ganar, imbéciles.
Se regocijó mientras observaba cómo los cuerpos se volvían cenizas y las dagas de plata volvían a caer al suelo provocando un tintineo.
Caelum sabía que aquellas cenizas fueron hombres que trabajaban para el consejo imperial de Luxuerd y que, seguramente, aquel sujeto del que se deshizo en el bosque esa mañana había llegado con ellos.
Estaba dispuesto a marcharse cuando escuchó otro quejido de parte de la chica loca.
Para él lo era. Es decir, simplemente había aparecido e intervenido de la nada. ¿Quién carajos hacía eso? Y más encima se entrometía en algo no era de su incumbencia ni de lejos.Caelum giró sobre su eje para fijar su mirada en ella.
Se detuvo a detallarla por primera vez y cuando se encontró con su mirada color verde bosque sintió un extraño escalofrío recorrer su cuerpo.— Por favor — susurró Laneya llamando la atención del rubio el cual simplemente pensaba marcharse.— No… No me dejes aquí.
Estaba asustada, en una ciudad que no conocía, y aún medio shockeada por lo que había visto, claramente.
La mirada del chico solo trasmitía fastidio y cansancio, pero aún así Laneya sintió que sus ojos grises acero la traspasaban.
No tenía dudas.
Él era el chico con el que soñaba cada noche.
El porqué no lo sabía. Aún.
La joven se levantó con un poco de dificultad del suelo y tomó su agenda aferrándola a su pecho. Formó una mueca al sentir una punzada de dolor en su brazo izquierdo por efectuar dicha acción.
Titubeó unos segundos antes de acercarse unos pasos al joven.
Sus nervios estaban a flor de piel. No sabía exactamente porqué, pero ella no sentía que ese chico fuera un completo extraño, ella sentía que lo conocía y con eso su curiosidad aumentaba a cada segundo.¿Sería esa la razón por la que viajó a Holbert?
De tantas ciudades, ella decidió venir a esta. Tal vez fue una especie de corazonada la que la guió, y vaya que Laneya Altamirano creía en las corazonadas.
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Bajo tu mirada
FantasyMuchas personas se preguntan qué es el amor verdadero. Ese sentimiento que llega y te cala en lo más profundo de tu ser que hasta sientes que podrías dar la vida por esa persona que lo provoca. Laneya Altamirano siempre se preguntó sobre la verdader...