Cansado y con un millón de pensamientos rondando por su cabeza, Caelum lo único que quería era llegar a la mansión y olvidarse de que ese día había ocurrido.
Miles de preguntas se arremolinaban en su mente.
¿Después de cinco años, los volvían a perseguir?
¿Por qué?
¿Quién era esa extraña chica?
¿Y porqué demonios la tenía a su lado?Concéntrate
Se repetía constantemente, como si aquello fuera alguna especie de cántico.
Concéntrate
Tenía que mantener su vista fija en la oscura carretera.
Estaba rodeada de enormes árboles, en medio de un bosque sumido en una negra penumbra que resultaría escofriante para cualquiera.
Las afueras de Holbert no eran de lo más grato de ver por las noches.La figura delicada e inocente de la joven que estaba en el asiento del copiloto le impedían concentrarse por completo en el camino que tenía delante de él.
Aquella silueta parecía ser moldeada por los mismos Dioses. Su largo cabello color almendra caía sobre su cuerpo adornando sus curvas, y sus ojos…Sus malditos ojos.
Pensó el platinado, rememorando ese color marrón ámbar que se mezclaba con un intenso verde bosque al rededor de su iris.
En ese momento, recordó lo extrañamente bien que se sintió al verse reflejado en su mirada, y era jodidamente insólito que él sintiera de aquella forma.Caelum había bloqueado todo sentimiento de atracción por alguna mujer Cagmim, simplemente tenía encuentros que se basaban en lo puramente sexual, nada de atracción física y mucho menos mental.
Negó lentamente, pasando su lengua por su labio inferior.
Él no se podía permitir involucrar a alguien en su vida. Sería la mismísima perdición, sobre todo para él.Caelum estacionó el automóvil y se bajó de este, para luego tomar a la joven entre sus brazos y sacarla del coche, mientras se maldecia mentalmente por haber llegado al punto de ceder ante la vulnerabilidad de ella.
Posicionó a la castaña sobre su hombro como si de un costal de papas se tratase, y emprendió su camino hacia la entrada de la mansión.Laneya abrió sus ojos lentamente y llevó las manos a su boca para amortiguar el grito ahogado que amenazaba con escapar de ella por el vacío que sintió en cuanto el muchacho la bajó suavemente al suelo.
— Es tarde. — Caelum subió su mirada al percibir la voz de Zemre salir del despacho que estaba cerca del vestíbulo — ¿Seguro que le diste bien la dirección?
— Por supuesto —afirmó Tyler con seguridad —. Tal vez se quedó por ahí, coqueteando con alguna Cagmim. Uno nunca sabe, y tal vez se hace el milagro.
— Cállate — replicó la pelinegra— . Cael no es tan perro como tú.
— ¿Y se puede saber en qué momento me volví perro? Si mal no recuerdo, soy elementista, bruja del Tártaro.
— En este instante, te volveré uno.
Caelum se podía imaginar perfectamente a Zemre persiguiendo a Tyler por todo el despacho.
La pelinegra gozaba de poca paciencia, paciencia que Tyler se esmeraba en gastar con facilidad.El rubio llevó su mirada a Laneya, la cual se escondió detrás de él, casi tan pegada a su cuerpo que podía sentir su cálido aliento golpear contra su espalda.
Aquello en cualquier otro caso le habría disgustado e incluso se habría apartado, pero ahora simplemente no pudo hacerlo a pesar de que era como una maldita molestia. O mejor dicho, una tortura, de esas que él estaba acostumbrado a soportar, solo que ahora la tortura tenía forma de mujer, ojos hipnotizantes y labios que inexplicablemente tenía ganas de explorar.
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Bajo tu mirada
FantasyMuchas personas se preguntan qué es el amor verdadero. Ese sentimiento que llega y te cala en lo más profundo de tu ser que hasta sientes que podrías dar la vida por esa persona que lo provoca. Laneya Altamirano siempre se preguntó sobre la verdader...