—. Te amo, ¿La sabías? —te dijo tu novio abrazandote por las caderas.
—. Lo sé Joonie. —le dijiste y depositaste un beso sobre sus labios.
—. Eres tan hermosa, tan perfecta para mí, eres todo lo que nunca imaginé. —te dijo, hoy tu novio estaba de romántico, cómo todos los días. —. Eres preciosa, lindísima.
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El se encargaba de decirte todos los días cuánto te amaba, era cariñoso y demasiado dulce, un poco empalagoso para ti, su forma de ser era un amor de persona, ambos se amaban tanto.
Con el tiempo decidieron vivir juntos, todo había sido normal los primeros seis meses pero de un momento a otro el había cambiado demasiado, se había vuelto más frío, ya no te decía tantas cosas y te sentías muy triste con eso. Hoy planeabas hablar con el cuando llegara de su trabajo.
Te sentaste en el sofá después de terminar de limpiar y el llegó, se quitó su abrigo y sus tenis, ni siquiera te había volteado a ver.
—. NamJoon, ¿Podemos hablar? —le preguntaste y te acercaste a el, cuando lo miraste el hizo lo mismo contigo.
—. Estoy cansado. —te dijo lo tomaste por el brazo y te miro.
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—. Es importante.
—. Es importante que descanse también. —te dijo quitando tu mano cuidadosamente y se fue hacia la habitación.
Soltaste un suspiro, tu no eras de llorar mucho pero eso sí te había puesto muy mal, sentías que tú corazón se rompía, lo amabas demasiado pero sentías que el a ti ya no.
Subiste las escaleras, lo viste ahí, recostado sobre la cama abrazando una almohada, te sentaste por su espalda al borde de la cama, tragaste saliva nerviosa y hablaste.
—. A veces pienso que me odias. —le dijiste sintiendo un nudo en tu garganta. —. NamJoon ya no eres el mismo, y, y odio eso. —sentías tu lágrimas salir, el solo te escuchaba sin mirarte. —. Te necesito tanto, necesito al mismo de antes, no eres el chico de quién me enamoré, eres tan frío. —. Tu voz se quebraba conforme hablabas. —. Estoy cansada de esperar algo de amor. —trataste de calmarte un poco. —. ¿Quién eres tú?
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