capítulo 4

215 27 2
                                    

Elizabeth despertó con la luz del sol, y el canto de los pájaros. Mentira, ella despertó al escuchar una guitarra, y una voz. Era Forsythe. Maldito Forsythe.

[Video con canción subtitulada aquí arriba]

Se puso de pié, y caminó hacia el centro del establo. Las puertas estaban abiertas de par en par, dejando entrar los rayos de sol. Era un día completamente despejado, sin nubes. Ella miró mejor, y Forsythe estaba sentado en el suelo fuera del establo, de espaldas, tocando su guitarra y cantando. Elizabeth se sorprendió. No sabía que Forsythe cantaba. Bueno...para ser sinceros, ella no sabía nada de él. Ni siquiera su nombre.

Ella suspiró, harta. Caminó hacia él, y frenó a unos metros de distancia. Tosió a propósito, para llamar la atención de Forsythe. Éste volteó, dejando de tocar y cantar. Rápidamente dejó la guitarra en el suelo, y se puso de pie

Forsythe: Ya despertó. Y...veo que usó la pintura para el cabello. El castaño no le queda mal

Elizabeth: Sí, sí. ¿ya puedo salir? Tengo esperanzas de llegar a Poole antes del anochecer.

Forsythe: ¿Poole? no llegaremos antes del amanecer

Elizabeth: ¿llegaremos? no, iré sola. Le compraré el caballo.

Forsythe: El caballo no está a la venta.

Elizabeth: Bueno, lo está a partir de ahora. ¿cuánto dinero quiere por él?

Forsythe: ¿cuánto dinero tiene?

Elizabeth buscó con su mirada su bolsa. Rayos, se había ido con su caballo.

Elizabeth: Yo...

Forsythe: Lo imaginé. Iré con usted.

Elizabeth: ¡no!

Forsythe: Yo y el caballo vamos juntos. Sin mí, el caballo no va.

Elizabeth: No dejaré que me lleve al palacio. ¿se cree muy bueno, huh? pues no. Sé de la recompenza que dan por mí. Y sé que alguien como tú, con esas pintas y con este establo muerto, necesita el dinero.

Forsythe: No me interesa el dinero. Me interesa usted.

Elizabeth rodó sus ojos

Elizabeth: Sí, como diga.

Forsythe: Es la esperanza de Inglaterra, Elizabeth.

Ella lo miró, sin comprender

Forsythe: Cuando sea reina, salv-

Elizabeth: Alto, alto. Yo no voy a ser reina.

Forsythe: Todo apunta a que sí. Y si algo malo le ocurre, o si cae en las manos equivocadas, Inglaterra quedará en manos de su hermana.

Elizabeth: ¿y qué tiene de malo?

Forsythe: Su hermana es una incapacitad-

Elizabeth: Basta. Es suficiente. Me dará su caballo y cuando llegue a mi destino, le enviaré una carta con el dinero.

Forsythe: ¿y cuál es su destino?

Elizabeth: Eres un idiota si crees que te lo diré.

Forsythe la miró, y Elizabeth suspiró, incómoda

Forsythe: ¿es Francia, no?

Elizabeth lo miró.

Elizabeth: ¿cómo...?

Forsythe: Tranquila. No le diré a nadie. Eso, si me permite acompañarla. De lo contrario...todos sabrán dónde buscar.

Elizabeth lo miró mal, dudando. Suspiró, maldiciéndose.

1950Donde viven las historias. Descúbrelo ahora