| II |

3.9K 178 16
                                    

Pov Natalia

Estoy ya en Sol, preparada para cantar, como todos los días, me encanta cantar, por eso canto en la calle, es la única manera que tengo de que la gente me escuche y bueno si consigo un poquito de dinero pues bienvenido sea, que el sueldo de una camarera no da para mucho.

Lo mejor de cantar todos los días antes de ir a trabajar es que voy más contenta y por lo tanto voy con muy buen humor a un trabajo que no me hace mucha gracia pero lo necesito para seguir estudiando y  viviendo en la capital. 

No quiero volver a Pamplona porque eso significaría que he fracasado y que no se valerme por mi misma, mis padres no estaban muy a favor de que me viniera aquí, pero conseguí mi propio dinero trabajando en verano y ya no pudieron decirme nada, es lo que tiene ser mayor de edad y dinero suficiente para poder mudarte a la capital.

Nada más terminar de cantar la última canción decido mirar cuanta gente hay, para ver si a la gente le ha gustado lo que he cantado hoy, estoy mirando a todas las personas hasta que veo a una rubia súper guapa que me suena de algo pero no caigo, miro un poco más y no me puedo creer, ¿será él? decido averiguarlo para no quedarme con la duda.

- ¿Miki?-pregunto confusa-.

- ¿Natalia? No me puedo creer que seas tú-me dice mientras se acerca a mí-.

- Que fuerte me parece-dice riéndose-. Anda dame un abrazo, creo que nos lo merecemos después de tanto tiempo.

- Claro que sí-le digo mientras abro los brazos-. ¿Y qué haces aquí?-pregunto curiosa-. Lo último que sé de ti es que te mudaste a Valencia, pero bueno de eso hace mucho ya.

- Eso mismo te puedo preguntar yo-dice riéndose-. La verdad es que no me esperaba para nada encontrarte. Y bueno, me he mudado hace poco, tengo que decir que echo muchísimo de menos la playa de Valencia, pero bueno, aquí tengo una gran amiga que no quería perder.

- Pues yo llevo ya dos años aquí y la verdad es que más o menos me he acostumbrado. Oye pues algún día podríamos quedar.

De repente me doy cuenta que no he saludado a las chicas que van con él, se van a pensar que no tengo educación, ya me vale, más tonta no puedo ser, me fijo en una de ellas y se me olvida saludarlas, una buena impresión se va a llevar de mí, claro que sí.

- Pues por mi perfecto-me dice contento-.

- Oye Miki, que no he saludado a tus amigas, se van a llevar una mala impresión de mí.

- ¿Quieres que te las presente? Y por eso no te preocupes Natalia, que seguro que entienden tu despiste, suficiente con que te has fijado que iba con ellas, con la gente que hay aquí-dice riéndose-.

- Venga vale, pero primero necesito mirar la hora que es.

Miro la hora y no me puedo creer que se me haya pasado tan rápido el tiempo, mierda, si no me doy prisa voy a llegar tarde a trabajar y además estará Paula esperándome, como todos los días.

- Miki, me tengo que ir-digo preocupada porque veo que no voy a llegar-. Esta es la dirección del bar donde trabajo, pasaros y os invito a algo-le digo mientras le apunto en un papel la dirección del bar-.

- Pues igual vamos ahora, si a ellas no les importa.

- Por mi perfecto, que ahora no suele haber mucha gente y así nos podemos seguir poniendo al día.

- Perfecto, pues ahora les comento y vete corriendo que al final llegarás tarde y no es plan.

- Cuéntales lo que ha pasado porfa, no quiero que se lleven una mala impresión de mí-digo poniendo un puchero-.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora