Se quedó en silencio mirandome. Noté como sus achinados y amarronados ojos envolvian mis pensamientos con solo un suspiro. Me miró los labios, se mordio los suyos, y me agarro todo el paquete.
—Como te puedo demostrar que lo que siento por vos es más que sexo wacho?—dice él con los labios temblorosos.
—Yo...ehh...—me puse muy nervioso.
—Shhh!—me susurra mientras me pone el dedo en mis labios.
Se pone encima de mi, me toca, le toco, me besa, nos juntamos en una inmensa ola de calor que abrasa de nuevo mis delgadas y blancas sabanas. Creo que ya tenia claro que lo que sentia por el era amor. Estuvo apunto de arrancarme los calzoncillos de lo caliente que estava, era una bomba, estaba feliz, lo podia ver en su cara. Mientras nos enrollabamos sentia su piel como rozaba la mia y pude notar su pulso que latia a la vez del mio.
—Ding dong! —sonó el timbre.
Otra vez ese horrible sonido
—Quien es!?—grité.
—Yo, Valen! Abrime porfa. Quiero hablar con vos.
Como coño sabia donde vivia?
—Me cago en la reputa, Valen es muy homofobo, no puede saber que estamos juntos.—dijo casi suplicandomelo.
—Joder, vaya mierda.
Mateo se escondió debajo de la cama, yo fuí a abrir a Valen. Allí estaba el. Le sacaba 2 cabezas a Mateo, tenia unos ojazos preciosos, un pelazo y ese bulto bajo esos negros pantalones cortos. Sentí pdeseo por él, algo que no me habia pasado hasta este momento, supongo que sera el calentón que llevo de estar con Mateo.
—Que quieres Valen? Estoy haciendo cosas.—dije con un tono cortante.
—Queria pedirte perdon—dijo avergonzado agarrandose al marco de la puerta.—,puedo pasar porfavor?
—Si si,claro.—dije yo con pena.
Por mucho que Mateo estuviese ahi no podia decirle que no pasase, me sabia mal, veia en sus ojazos azules sus ganas de llorar, él no estaba bien.
—Que te pasa, porque me quieres pedir perdon, no me has hecho nada malo.
—Claro que si, me puse caliente al verte, creo...creo, que so...soy gay?
—Haber...—dije yo intentando calmarlo.—No pasa nada que te gusten los chicos, si es lo que te gusta estarás mejor, y lo que pasó en tu casa podria haberle pasado a cualquiera, estate tranquilo.
—Gracias wacho, pense que no tolerabas estas cosas.—me dijo sonriendome
—Uy, si tu supieras...—dije entre murmullos.
—Que decis?
—Nada, nada.
Mierda, en ese momento pensé en Mateo, no me acordaba que estaba escondido, se estará fastidiando la espalda tanto tiempo debajo de la cama.
—Wacho...—me dice Valen acercandose lenta y cortadamente hacia mi.
—Que pas... —me cortó.
Sus labios estaban en contacto con los mios, dios mio, tenia la lengua ardiendo, las grandes manos que acariciaban mis caderas cada vez apretaban más, no podia resistirme, me empalme, y mucho. Estaba pensando en Mateo, pero las intenciones y su tremendo paquete cada vez mas grande me frenaban los pensamientos de Mateo, el sexo me estaba cegando, yo quiero a Mateo, pero, pero...
—A la mierda!—dije yo en un estado casi de éxtasis.
Agarré a Valentín, lo empecé a desnudar, agarré esa ancha camiseta que debajo escondia esos tímidos abdominales, pelillos en el pecho y todo ese calor que desprendia. Le bajé los pantalones y lo mas esperado, esos calzoncillos, ¿que escondía ahí debajo?
—Dios mio! —dije al ver su gran pene.
No dude en metermelo en la boca y saborear ese toque agridulce que notaba mi lengua. Subia y bajaba, mientras su delagada y alborotada barriga subia y bajaba con unas respiraciones alteradas.
Subí la mirada, vi a Valentin con los ojos en blanco, gimiendo a lo loco, apunto de correrse.
También vi en la puerta a Mateo, mirandonos. ¡Mierda, Mateo!
—Lo siento Mateo...—dije gritando sintiendome obligado.
Me miró con una cara confusa, de mientras Valen se giró.
—¿¡Que!? —dijo Valen levantandose.
Allí estabamos los tres, en un inmenso silencio, desnudos y con un calenton enorme.
—Mateo no sé que decirte.—dije yo triste, pero orgulloso de haberme enrollado con valen.
—No digas nada. —dijo Mateo tocandose el paquete.
