CAPÍTULO 12

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Fueron pasando los dias, estoy sentado, en clase. Triste, sientiendome solo por lo que pasó con Valentin. Le noté tan frustado el otro dia en su casa que sabía que le pasaba algo grave.
Pero de repente entra Mateo y con esa preciosa sonrisa me dice:
—Ey wacho, ¿como te fue la semana? hace dias que no te veo.

—Nada, estuve en casa y quedé con Valentín.—le dije para ver como reaccionaba.

—¿¡Con Valen!?—dice casi gritando.—¿Como no me llamasteis?—dice algo picado.

—No se me lo dijo rapido y no pensé.—dije sin saber que decir.

—En fin... podemos quedar hoy wacho quiero estar contigo...a solas.—dijo mirando al suelo algo avergonzado.

—Si claro, donde?

—No sé... iría al almacén,¿recordás?—dice con una risa traviesa.

—Si! —dije riendome.—Creo que estaremos mejor en mi casa.

—Si, si si, dale wacho ahí nos vemos.

Estaba muy nervioso en la espera a que llegase, hoy pondria fin a mis dudas sobre mis sentimientos con él.
Si supiese con certeza que me gusta se lo diría sin ninguna verguenza, pero ahí esta el fallo, que no lo sé.

—Ding dong! —suena fuertemente el y retumbante ruido de mi viejo timbre.

—Que onda wacho, ya estoy acá.

Nada más abrir la puerta le vi a el, con una chaquetilla de entre tiempo sobre el hombro, esa roja y apretada camiseta que tan bien se adaptaba a sus formas. Ese pantalon corto suelto y abierto que te dejaba en duda todo lo que podria haber ahí debajo y esas chanclas tan horteras que no le combinaban nada con su estilo.

—Pasa, pasa.—le dije yo con la voz entrecortada.

—Wacho, no quiero parecer muy directo, pero llevo encima un largo dia y solo quiero estirarme contigo en la cama.—dijo el tranquilamente, seguro de si mismo.

—Cla..., claro, sisi—dije yo sin poder negarme.

Me quité la ropa quedandome en calzoncillos, el se desnudó entero como la otra vez y nos metimos en la cama, abrazaditos.

—Oye Mateo...—dije yo con el corazón en la garganta.

—Que pasó wacho, estas muy tenso.—se preocupó.

—No, nada, cosas mias.—le dije para evitar enfados.

—Ey no Wacho, decime. Se te nota que tenés que soltar algo.—sus amarronados ojos me dejaron inmóvil.

—Yo te gusto?—dije sacandome un horroroso y pesado peso de encima.

🥥WACHO⛈ (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora