—Ring, ring.—suena un ruido telefonico.—Ring, ring.—vuelve a sonar irritadamente.
—¿Que mierda está sonando?—dije yo confuso despertándome.
Se empezaron a levantar Mateo y Valen. Igual de confusos que yo, no podia creer lo que habia pasado.
—Ya es media noche wacho.—dijo Mateo mirando la hora.
—Ey, oye... yo como que me quedo a dormir.—dice Valen pegado a la delgada y blanca sabana.
No podia pensar en la conversación que tarde o temprano llegaria con Mateo, nos gustamos, pero a la vez follamos con Valen. Me resulta extraño.
—Si wacho, yo tambien?—dice Mateo enrrollado entre mis piernas.—Ey wacho, me ois?—me dijo sacudiendome el hombro.
—Sisi.—dije yo con un leve dolor de cabeza.
No sé que nos montamos durante la tarde, pero parece ser que fue algo muy heavy.
—Yo voy a ducharme.—dijo Valen.
Se levantó, se puso su fino y corto pantalon azul marino y fué a la ducha.
—Ey wacho, querés hablar sobre lo que paso?—dice Mateo con una cara de preocupación.
—Si...no sé, realmente estoy muy confuso, tu me gustas, mucho, pero esto se me hace muy extraño.—dije mirando al techo.
—Si, a mi también. Yo todavia estoy asombrado de que a Valen le gusten los chicos. Pero esto...de estar los tres en la cama se me hace raro, pero me gusta.—dijo Mateo con una leve sonrisa
Me levanté a comer algo, me moría de hambre, y ahí estaba Mateo siguiendome como el primer dia que estuvimos en mi cama y nos levantamos a cocinar arroz. Me senté en la mesa, me puse unos pantalones chandal cortos, marrones y finos, más la sudadera granate que me recubria la cabeza con la capucha. Me senté comiendome ese huevo frito con patatas que hice, Mateo se puso unos calzoncillos, suaves, blancos que me robó del armario. El se sentó tambien a comer.
—Esta tremendo wacho.—dijo el con la yema del huevo cayendole por la comisura del labio.
Salió Valen del baño.
—Guardaste para mi wacho?—dijo con un tono chulo.
Se sentó tambien a comer, yo todavía seguia sin saber como habiamos llegado a esa situación. Pero me sentía cómodo, feliz y me encantaba esa sensación.
