Mi Poema

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Quita al árbol la savia, y deja al cielo
sin las doradas, nocturnas estrellas.
Quita agua al río, y a los mares sus olas
que se mecen entre las negras rocas.

Yo siempre seré el rubí del ocaso,
deslizando lágrimas, soledad,
la oscura neblina de los recuerdos,
y sonoro tronar de mi silencio.

Lloraré en la tarde crepuscular,
gritaré el gran dolor que me acompaña.
Reiré nervioso en la puesta del sol
y cantaré la cadencia de un verso.

Marinero del cielo,
cielo sin estrellas,
en los árboles secos
de mi triste memoria.

El marinero de río,
río seco y polvoriento
como este corazón mío
llevándome al desvarío.

Marinero de ciudad
que dejaste atrás la mar,
rompiéndote el corazón,
secando el huerto marino.

Verde árbol,
cielo estrellado,
caudaloso río,
mar de olas bravías
en un ocaso de sol y de muerte...
Muerte que galopa
en la orilla de la mar.
Muerte, quiero gritar,
¡muerte, muerte, muerte!
Y que calle mi soledad.

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