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La cabeza baja, sus cabellos cayendo sobre su rostro, la mochila sobre sus piernas juntas y brazos hacia adentro para verse más pequeño, acto que perfeccionó en momentos como ese.

Justamente cuando más mal se sentía era el momento indicado en el que sus madres lo estaban regañando.

Pero, no era como que fácilmente podría decirles que estaba triste, angustiado e intranquilo por tener sentimientos hacia un alfa los cuales parecían no ser correspondidos. Además de que ese alfa era de la manada de la luna, hijo del líder y no solo eso, sino que se supone que era omega pero por alguna extraña razón intercambiaron lobos.

No podía permitirse ser cuestionado de más por sus madres.

Escuchaba los reclamos persistentes de su madre alfa, que en cuanto llegó comenzó a gritarle sobre su irresponsabilidad y desconsideración en la manada, que tendría que recibir un castigo por haber tardado tanto, además de que nunca avisó que lo haría. Recalcando una y otra vez que era un omega indefenso, que a pesar de ser hombre y tener gran tamaño, seguía siendo un omega el cual podría ser violentado.

De alguna manera, su mente viajó a las marchas humanas, aquellas quejas constantes y marchas que realizaban las mujeres por caminar seguras, por tener miedo a ser violentadas. ¿Algo así es lo que sentían?

Él no tenía miedo de ser violentado, pero tenía rabia de ser categorizado como débil.

Sin reprochar, siguió perdido en sus pensamientos, dejándose ir ante el regaño, mostrándose arrepentido aunque su ceño fruncido era más debido a lo afligido que lo tenían sus sentimientos.

─Solo estás haciendo que me den ganas de sacarte de la universidad.

Jimin rápidamente levantó su rostro, con las cejas juntas y los ojos suplicantes en busca de respuesta.

─Mamá, eso es demasiado extremista. Voy realmente bien en la universidad, pronto comenzaré mi servicio, es normal que tarde más en llegar. Además de que vine en la camioneta con las ventanas arriba hasta llegar al territorio.

La mujer, con los brazos cruzados, la cadera contra la silla de la mesa, teniendo frente al rubio, su omega junto a ellos escuchando toda la conversación mientras los miraba.

─Fue un error mío no avisar, lo entiendo. Yo no sabía que terminaría tan tarde, vine en cuanto acabé. Además... No tengo forma de avisarles, ¿recuerdas?, no tengo lobo para mandar las señales...

Aquel comentario hizo sentir totalmente mal a sus progenitoras, llenado sus rostros de ese sentimiento de dolor y protección. Jimin sabiendo que estaba cayendo demasiado bajo al manipularlos con algo tan delicado.

Sabía que sus mamás se sentían culpables ante el hecho de tener un hijo omega que en algún momento enfermó, dejando de manifestar su lobo, situación que fue declarada por una curandera como bloqueo psicológico debido al estrés de ser apartado por un muro del contacto directo con el bosque. Sin embargo, preferían que su hijo no tuviera lobo a que estuviera en peligro.

Y, sabiendo que su lobo regresó a él de alguna manera, no reveló aquello a ninguno, siendo cuidadoso en todo momento de guardar el secreto.

Tantos secretos que guardar.

La mujer, líder de la manada, terminó por suspirar, llevando su mano por su rostro con estrés y cansancio bailando en ese gesto. Moviendo su mano como si le restara importancia al asunto.

─Está bien, no te quitaré la camioneta ni te sacaré de la universidad. Pero tienes que avisar con tiempo que llegaras tarde.

El rubio, pensando de alguna manera que los horarios de la universidad eran inestables, asintió calmando a su madre.

Be or Not | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora