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Sus cejas se juntaron por el dolor de cabeza, su nariz arrugandose durante el proceso, levantándose con cuidado de donde estaba acostado para sostener su cabeza, el trapo en su frente había caído sobre la tela que cubría sus caderas y muslos, jadeando de dolor, sin poder abrir sus ojos, pues al intentarlo se sintió cegado.

Lentamente, con ojos entrecerrados, giró su cabeza por el lugar, ¿dónde se encontraba?, necesitaba hayar una respuesta a la situación, pues los recuerdos llegaban a él de forma abrupta, siendo rápidos y dolorosos para su corazón, aunque su cuerpo ya no doliera tanto seguía siendo molesto.

Su mirada se detuvo en un punto de lo que parecía ser una vieja cabaña, apoyado sobre su mano derecha, con la cabeza girdada en esa dirección, sus cabellos húmedos caían sobre su frente y sus labios se abrían solo un poco, resaltando su lunar debajo del inferior.

Observaba con determinación la figura del rubio dándole la espalda, con los brazos cruzados, mirando por la ventana, parecía tenso, no portaba camiseta aunque sí un pantalón, pero este parecía estar sucio y roto de algunas partes, confundiendo al pelinegro al observarlo en ese estado.

─¿Jimin?

El rubio giró, dejando de mirar a la ventana para enfocar sus claros orbes en la figura desnuda sobre una vieja manta en el pequeño nido de hojas que creo sobre el suelo, la chimenea estaba encendida al otro extremo, proporcionando calor al cuerpo del pelinegro.

─Jungkook, despertaste.

Había una sonrisa ahí, sus ojos parecían cansados pero llenos de brillo, acercándose con pasos lentos hasta él para sentarse cerca y sacar el trapo con el que había estado bajando la fiebre del menor. Cuando sus pieles rozaron un poco, sus ojos brillaron intensamente con esa descarga eléctrica recorriendo todo su cuerpo, logrando que ambos se sacudieron con un suspiro y una rara exhalación.

─¿Cómo...?, ¿cuándo...?, ¿de qué forma...?

─Baek hyung me llamó diciéndome que había una guerra entre manadas, llegué a tu aldea y la encontré destruida, te vi al centro de la misma y te traje al bosque, no sabia donde llevarte porque todo estaba lleno de wolfvane ─respondió Jimin a las preguntas no totalmente formuladas del pelinegro, suspirando para apoyarse sobre la madera, sus músculos tensandose en el proceso ─, dormiste durante tres días, despertabas algunas veces pero no totalmente consciente. Estaba preocupado.

─¡¿Tres días?! ─intentó levantarse, fallando en el proceso al volver a caer, siendo sostenido por las suaves manos del rubio ─, ¿y mi manada?, ¿dónde están?, ¿mi madre?

El omega torció la boca, llenando de preocupación sus ojos mientras le observaba, acariciando su brazo de arriba abajo para suspirar y asentir ante la información que daría.

─No lo sé, Jungkook. Mi primera opción fue llevarte al valle, pero sentía peligro en ese lugar, habían otros lobos.

─¡Era mi manada!

Jimin negó.

─Por eso te traje aquí, necesitaba curarte cuanto antes, fue una suerte encontrar esta cabaña en medio del bosque, salí varias veces en busca de ayuda y comida, pero no podía alejarme demasiado porque te sentía quejarte de dolor.

Jungkook bajó la mirada, entendiendo la situación, decidió observar el lugar, teniendo el silencio de Jimin como permiso de entender su estado con calma, obligándolo con su mano a recostarse nuevamente.

─¿Por qué estás así de sucio y sin ropa?

─Tuve que pelear ─confesó, el pelinegro volvió a levantarse abruptamente y Jimin lo empujó a recostarse una vez más ─, estoy bien. Sanamos rápido juntos, ¿lo recuerdas?, me encontré con varios lobos de la manada D Angelio y tuve que deshacerme de ellos recolectando información de poco en poco.

Be or Not | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora