46: "Soltar"

1.1K 114 20
                                    

Termino de contarle a Gigi lo sucedido en la despedida de Charlie. 

Me mira seria y en silencio.

- Creo que es la primera vez en ocho años que no oigo nada salir de tu boca por más de dos minutos. - digo. 

- Es que... - comienza a decir. - No me preguntes por qué, porque no lo sé, pero este fin de semana he estado muy... muy pensativa. 

- ¿A qué te refieres? - pregunto extrañado. 

- No dejo de pensar en muchas cosas y me di cuenta, analizándote a ti, que te regaños, pero yo estoy igual. - dice. - Estoy estancada. 

- Claro que no Gigi. 

- Si, si lo estoy. - dice. - Paso todos los días de mi vida, desde hace un año y medio, viviendo de recuerdos. Con mi cabeza en el pasado. Es en lo único que pienso. 

- Gi, aún estás de luto. 

- Van a ser dos años.

- Para cada persona el luto es diferente. 

Sus ojos se ponen llorosos. - Tengo miedo que nunca lo podré dejar ir. - dice. - Y tú estás igual de jodido que yo. Solo que el tuyo no está muerto. 

- A eso voy. - digo. 

- Hay que saber cuando soltar a las personas. - dice. - Porque hay cosas que ya no dan para más, que ya no nos hacen bien. Cuando más te aferras a una soja, más daño te hace. Te quema y te lastima. 

- No es fácil soltar a las personas. - digo. - Y tú lo sabes de sobra. 

- Lo sé. - dice. - Y ya no aguanto más. ¿Cómo puedes caminar desde hace ocho años con ese peso en su tú espalda? Él peso de la culpa, del arrepentimiento, la inseguridad. ¿No crees que ya es hora de soltar todo eso y perdonarte? 

- No soy yo quien tiene que perdonarme. - digo. 

- ¡Claro que si! - dice. - Tú también tienes que perdonarte a ti mismo por lo errores que cometiste. Todos nos equivocamos, pero hay que seguir avanzando. Y ya no quiero seguir viendo como desperdicias tú vida. Ponte en mi lugar, ¿a ti te gustaría verme así?

- No... - digo en un susurro. 

- Esto no va por Ari, es decir, adoro y amo a ese chico, es todo lo que está bien. Es lindo, inteligente, amable, simpático, honesto, incondicional y tiene tanta luz. Creo que no estoy en un puto manicomio porque él siempre estuvo ahí, no dejando que me hunda. Pero eso es para mi, que sea de esa forma, no significa que te tenga que gustar, eso es algo que no se controla. No siempre podemos amar a los que nos aman. - hace una pausa. - No se que sientes porque no me lo dices, ni a él, ni a nadie. Pero si es que sientes algo por él, pero lo apartas por algo idiota que hiciste cuando eras un adolescente, no lo permitiré. No puedes seguir viviendo a medias, ninguno de los dos, de hecho. - suspira. - Así que me toca dar el ejemplo, o el primer paso, como quieras llamarlo. 

- ¿A que te refieres? - pregunto extrañado. 

*****

- Gigi. - digo. - No tienes que hacerlo para probarme nada. 

- No lo hago solo por ti, también por mi. - dice con sus ojos llorosos. 

Estamos en la parte trasera del complejo, afuera, nos alejamos un poco. 

Gigi consiguió que en la cocina le prestaran un tacho metálico. Vacía el contenido de la bolsa dentro el tacho. Un papel cae fuera. Me inclino y lo junto. Observo la fotografía. Es de Gigi y Jerome, juntos, él está dejando un beso en su nariz, mientras ella esta con una mano en sus rostro y sus ojos cerrados.

Déjalos que HablenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora