⁰⁰⁶'Jeon JungKook

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Estaba convencido de que la vida me odiaba más de lo que yo odiaba vivirla. No entendía porque siempre me tocaba vivir diversos eventos nada agradables, nunca he hecho algo distinto a los demás vampiros, tal vez soy engreído y he mirado a cualquier ser en menos pero eso no es tan raro en nuestra especie como otros se imaginarían, incluso sabiendo que pertenezco a la clase más alta de mi zona, era normal pensar que soy mejor que todos, aunque sigue sin ser una justificación ante los sucesos que me ocurrían.

Tal vez sólo nací con mala suerte, entre mi madre desaparecida, mis hermanos y hermanas queriendo verme muerto, constantemente intentando deshacerse de mí, y ahora conviviendo con uno de los peores enemigos de mi especie. Ni siquiera he alcanzado mi primer siglo de vida y me tocan vivir estas cosas.

Detestaba la idea de tener que convivir con un hombre lobo, por favor, me toca vivir con el que se transforma en perro. El simple pensamiento provocaba que deseara no poseer inmortalidad y morir instantáneamente por lo más mínimo.

Era increíble pensar que en todo este tiempo, vampiro que se había encontrado con un hombre lobo había llegado con su cabeza decapitada en mano, pero a mi me toca aguantarme las ganas porque sí se moría estaba condenado a estar encerrado en este lugar para siempre.

Me daba dolor de cabeza de tan sólo pensarlo, es decir:

¡De todos los putos vampiros de la historia tenía que ser yo al que le tocaba convivir con un can y depender de él!

Recargue mi cabeza en el respaldo del viejo sofá sintiendo el mal humor recorrer mis venas, al mismo tiempo pude ver de reojo al causal de todos mis males, que por supuesto, estaba con el torso desnudo, él tenía el hábito de estar sin la polera en ciertas horas, me parecía desagradable pero no iba a ganar nada peleando con él por eso, ya había entendido que no consigo más que la satisfacción de golpearlo cuando una situación así ocurría. Hablando del rey de roma, este se giró a verme y me sonrió con labios cerrados antes de regresar su vista a un cubo de colores que desde que encontró no lo ha soltado. Yo mantuve mi rostro impasible, mientras no tuviera que conseguir algo de él no planeaba sonreírle, a no ser que se golpeara fuerte por su propia estupidez, aquello lo disfrutaba.

El resto del día pasó sin mayor inconveniente, muy tranquilo y asfixiantemente monótono.

No solía importarme lo que los demás hacían a mi alrededor pero lamentablemente a veces no podía evitar fijarme de más en mi compañero de encierro, en realidad no es que tuviera otras opciones para distraerme, pero he notado que él no poseía un comportamiento que yo esperaría de un ser como él, es extraño, muy poco agresivo para lo que estoy acostumbrado y para lo que yo esperaría, siempre se nos enseño que los hombres lobos no eran personas de fiar, que estarían esperando hasta el último momento para separar tu cabeza de tu cuerpo en una sola mordida, que probablemente estarían acechándote hasta encontrar el momento oportuno, sin embargo Kim TaeHyung, por más que yo he estado alerta no me daba la certeza de que él fuera capaz de hacer algo así, lo cual me llevaba a preguntarme si él era diferente o realmente los hombres lobos son así de incompetentes, porque en el último caso no entendería el porque siguen vivos cuando el exterminio de ellos parece ser el más sencillo.

Es decir ya son tres veces que lo tuve al borde de la muerte y lo único que me impidió seguir es que dependo de él para irme.

Lo segundo que he notado es que es la persona más ruidosa y fastidiosa que he conocido, nunca para de hablar, por ejemplo ahora mismo me encontraba en la cocina –o en lo que se supone que es una cocina– esperando a obtener la sangre que me correspondía, ya no recordaba desde hace cuanto que Kim TaeHyung había comenzado a hablar de algún tema al que sinceramente no le estaba prestando atención porque no era de mi interés sin embargo el ruido de fondo que ocupaba su voz lo tenía muy presente, a veces podía escucharlo reír y darme cuenta que me miraba esperando que yo me riera también por lo que decía pero no tenía idea así que él desistía rápido y continuaba su anécdota o a veces se callaba comprendiendo que no le estaba tomando en cuenta.

Cliché (taegguk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora