⁰¹⁰'más juntos que nunca

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Los siguientes días transcurrieron con tanta normalidad como fuera posible, no se ignoraban, aunque tampoco se la pasaban hablando, como siempre las conversaciones eran muy triviales, sin llegar a nada nuevo entre ambos, lo más novedoso era cuando TaeHyung entraba en su modo "perro", como a JungKook le gustaba llamarlo, y se ponía de un humor un poco desagradable, lo cual hacía que el antes nombrado se alejara lo más pronto posible usando de excusa que era su intento de mantener paz entre ambos, aunque aquello fuera una mentira incluso para él mismo, la verdad siendo que cada vez que veía esos marrones ojos convertirse en un perlado azul, su mente regresaba en el tiempo recordando el breve pero impactante toque de labios que compartieron la última vez, y en sus cien años de vida JungKook había besado a muchas personas, tanto humanas como vampiras pero por algún sentimiento o quizás presentimiento que no sabía descifrar le causaba algo de pánico que sus labios volvieran a tocarse, le generaba conflicto luego de lo sucedido, quizás si pasara de nuevo está vez ¿haría algo para evitarlo?

Una pregunta sin respuesta, definitivamente el encierro le estaba nublando la mente, e intentaba convencerse de que si llegaba a pasar se desataría un caos y por ello intentaba guardar paz. Le sorprendía que un tonto beso le generara esta controversia, para su suerte ambos tenían un pacto silencioso de no hablar del tema, lo cual ayudaba, aunque sea un poco dentro de esa continua confusión.

Incluso había ablandado un poco la mente de piedra del vampiro, dejando adentrarse por las grietas de que TaeHyung era necesario para salir de allí, en realidad sabía que el hombre lobo era necesario, sólo que recién se permitía admitirlo para sí mismo, sin embargo aún no sabía cómo lograría llevarse bien con él, aún estaba muy familiarizado con el repudio natural que sentía al estar con TaeHyung, además los vampiros eran seres que se caracterizaban con su insensibilidad a las demás criaturas, sus primeros 10 años de vida se les adoctrinaba para rechazar sus emociones y desligarse de ellas, para JungKook era más que un reto intentar sentir, reconocer sus emociones no era algo que se había puesto a hacer, y lo único que conocía a fondo era la ira y la frustración, ¿cómo mierda iba a saber cuando iba a dejar de sentir odio por TaeHyung? Maldita bruja, si que halló la forma en cómo complicarle la vida.

—¿Tienes alguna estación favorita, JungKook?

—¿Ah? —sus pensamientos fueron interrumpidos, regresándolo al oscuro paisaje del patio que le ofrecía la noche, su vista cayó a su costado en donde el hombre lobo se encontraba sentado junto a él, mirándolo igualmente.

—Mmh, es que no puedo dejar de agobiarme constantemente porque sé que es primavera, supongo que darle tantas vueltas me hizo terminar pensando en eso —le explicó con pesar, aún angustiado de no tener control sobre esta situación que se le iba a presentar—. Personalmente, no sé si tengo una favorita pero, sentir tanto calor me molesta así que podría descartar el verano —agregó pensativo a su propia pregunta.

—Yo detesto el verano, mi piel se quema con demasiada facilidad —comentó JungKook desviando su mirada mientras recordaba las veces que se ha hecho fuertes quemaduras en la piel a causa del sol, algunas creadas por su propia inmadurez y otras... porque su familia era una mierda.

—Oh, cierto, se me había olvidado que los vampiros son sensibles al sol —mencionó mirando de reojo el rostro, cuello y manos del vampiro, las cuales eran las primeras que dejaban en evidencia su pálida tez, a comparación de la de TaeHyung la cual era un pelín más morena, llegando a un tono más acanelado—. Oye, tenemos algo en común, a ninguno de los dos les gusta el verano ¿esto no es acaso nuestra señal para llevarnos mejor? Eh~ —habló feliz y juguetón acercándose más al vampiro e inclinando su cabeza a su dirección.

El pelinegro giró los ojos dándole una mirada de falsa molestia—. ¿De qué tontería estás hablando? —le dijo enfrentándose de nuevo a él, notando la poca distancia que había entre ellos, callándose en ese instante que sus ojos se encontraron directamente y habían declarado antes que sus mentes que sus cuerdas vocales ya no debían interferir.

Cliché (taegguk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora