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" ¿Es posible que la vida cambie tan rápido como dicen? Claro que lo es... Ahora mismo estoy respirando, quizás cuando leas esto... Ya ni siquiera existan mis cenizas... "

Las caminatas por las calles oscuras de Karmaland eran duras...
La noche era testigo de como mas de una persona se mojaba bajo la arrasante lluvia de aquel lugar.

Entre ellos, un chico de piel blanca y ojos verdes caminaba por uno de los muchos callejones, sosteniendo un cigarrillo, y moviendo las pupilas de sus ojos a cada rincón con inseguridad.

Vaya día de mierda...
Podía pensarse que era un hombre normal como cualquiera volviendo del trabajo, o simplemente paseando por ahí...
Pero la realidad era otra.

El cigarillo que portaba su fría y seca boca tenia un contenido un tanto peculiar que solo el sabia hacer...
El olor penetrante a marihuana y tabaco se esparcía por las paredes húmedas.

Los ojos rojos se hacían presentes, y los pasos un tanto tontos también.
Aunque la costumbre lo hacia siempre portar una mirada seria, a lo que cualquier persona que apreciará su vida no quisiera preguntar.

El era un chico peligroso aunque no lo pareciera.
No tenia cargos policiales por asesinato ni nada parecido.
Excepto por consumo de sustancias ilegales y comercio de las mismas.

Estaba metido en un bajo mundo después de todo.

La luz se podía apreciar para su vista nublada por humo cerca de él.
Al parecer el callejon se estaba terminando.
No le daba importancia, pues estaba sumamente protegido...
O eso creía.

Sin percatarse de nada extraño, empezaba a caminar mas despacio, no tenia prisa para que la policia lo encarcelara de nuevo después de todo.

Las grandes gotas frías rebotaban en su boina verde, y su cabello empapado no le permitía escuchar detenidamente su alrededor.

En menos de lo que pudo disfrutar otro minuto de su cigarrillo, sintió un estruendo horrible en el lado derecho de su cabeza, callendo al suelo mojado, totalmente aturdido y asustado.

Abrió sus ojos con la poca consciencia que le quedaba mientras escuchaba un sonido muy agudo dentro de sus tímpanos.

Pudo discernir las siluetas de lo que parecían ser dos hombres, uno, con un bate en su mano.

-¿Con que escondiendoté maldita rata?- se acerco mas a su campo de visión...
Era uno de los integrantes del barrio rival.

-No se por que sigues intentando traicionarnos...- ambas siluetas empezaron a moverse al rededor del cuerpo tumbado del albino.

-Tu diste tu palabra desde el principio... Se supone que debías quedarte de nuestro lado...-

.°^FREAK SHOW^°.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora