-Por favor... Ven conmigo.
-Con gusto, niño de ojos bonitos- Exclamo el azabache con una sonrisa picara.
Shinya sin saber que hacer debido al comentario recién, opto por hacer oidos sordos, agarro a Guren de la mano y lo jalo hasta el portón de su casa, allí lo solto para buscar en sus bolsillos las llaves y con los nervios en la punta de sus dedos, introdujo la llave abriendo para que el azabache ingresara.
-Adelante- Se hizo a un lado para no estorbar en la entrada.
-Gracias pequeño.
-No soy pequeño.
-Si lo eres, pequeño.
Shinya abrio y cerro la boca queriendo responderle pero nada salio, así que solo se burlo ingresando después de Guren a su pequeño hogar.
Depositando sus cosas sobre el sofa, siguio a Guren hasta la cocina.
-¿Quieres qué te cocine?
-¿Qué?
-Que si quieres que te cocine.
-Es mi casa, yo debería preguntarte a ti eso, yo debo atenderte a ti, no tú a mi.
-¿Qué hay de malo? Quiero que pasemos buen rato.
Shinya lo miro a los ojos quedando por unos segundos hiptotizado, perdiendose en esos orbes purpuras por un largo rato.
-Este... ¿Por qué me pediste que viniera contigo?- Corto el momento el azabache de repente y el albino solo atino a sacudir la cabeza y bajar la mirada.
-Pues... alguien no cumplio su promesa, y yo solo quería... hablar con alguien- Susurro más para si mismo.
-¿Por qué te asustaste cuando te seguí?- pregunto curioso Guren, y se asombro al ver como Shinya se estremecia ante la pregunta y alcanzo a ver como este temblaba antes de que se dirigiera a su cuarto.
-Voy a darme una ducha, si quieres puedes ir preparando algo, en el refrigardor hay bastante supongo yo, salgo dentro de un momento.-Respuso rapidamente y antes de dejarle la oportunidad de hablar a Guren, salio disparado a su cuarto tratando de disimular el temblor que le recorría por todo su cuerpo.
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》Agliofobia《 |Guren Ichinose y Shinya Hīragi|
FanficDolor y Sufrimiento. Dos palabras qué nunca deberás mencionarle a Shinya Hīragi. -Déjame ayudarte. -Rogó el de orbes púrpura. -Pero sí yo estoy bien. -Aseguro con una sonrisa inocente el de orbes zafiro. -Yo no te haré sufrir. -Lentamente, se le fue...