1st Part

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Hoy era el primer día de colegio del pequeño Will, el cual tenía tan sólo cinco años. Estaba muy contento, pero no podía evitar estar nervioso, no sabía si iba a hacer amigos, pero tenía la sensación de que el día no iba a ser tranquilo.

Will era un niño sin complicaciones, vestía con los colores que más le gustaban, sin importar si el color estaba catalogado como "femenino" o "masculino", los calcetines de colores alegres eran sus favoritos, sobre todo los que llevaba ese día, unos calcetines amarillos con detalles verdes.
Ese día llevaba puesto una camiseta de manga corta de un tono celeste muy claro, unos pequeños pantalones cortos que lo llegaban sobre el muslo y sus zapatitos negros de vestir.

Joyce estaba feliz pero también asustada de lo que los otros niños pudieran decir, sabía que ellos no estaban preparados para su hijo, de mente tan abierta, pero sabía que su hijo pequeño era fuerte y que no tendría problema en afrontarlos. Todo eso le recordó al primer día de Jonathan, su hijo mayor. Sonrió con nostalgia.

—¿Estás emocionado, Will?
Preguntó mirando al más pequeño de los Byers. El pequeño castaño asintió contento, esperando pacientemente hasta llegar a la escuela.

Después de unos cuantos minutos más por fin llegaron a su destino. El pequeño Will despidió a su madre con un beso en la mejilla y fue corriendo hacia el aula. Los pequeños alumnos se fueron sentando en las sillas que había en el aula.

—¡Buenos días, niños!
Saludó la profesora, entrando por la puerta con una amplia sonrisa.

—¡Buenos días, Señorita Smithfield!Contestaron los infantes.

—Bueno, niños, hoy tenemos a un compañero nuevo—. Dijo emocionada, abriendo la puerta para que el castaño pasase.—Preséntate pequeño—. Dijo la señorita Smithfield, sonriendo amablemente. Will asintió, se giro hacia sus compañeros, sonrió y dijo:
—Hola, me llamo Will Byers y tengo 5 años.
Índico con su pequeña mano.

Dada la presentación, tomó la oportunidad de analizar su aula. Había un niño que le llamaba la atención, el niño tenía el pelo negro y con pequeños rizos, pudo observar sus grandes ojos oscuros, haciéndolo similar a una pequeña rana, también, hasta donde podía alcanzar su vista, podía ver en el rostro, similar a la porcelana, unas pecas que paseaban por el puente de su nariz y cubrían levemente sus mejillas.

—Mira William, ve y siéntate al lado de Michael.
Asintió y se acercó al sitio donde le indicó la señorita Smithfield, se alegró al ver que el sitio estaba junto al chico de las pecas.
Mike al ver que el castaño de los calcetines bonitos se acercaba, sonrió y saludo alzando su pequeña mano.

—Hola, soy Mike, encantado.
Sonrió  tendiéndole la mano, en forma de presentación.
—Will, igualmente.
Terminó estrechando su mano con una gran sonrisa, sintió su corazón latir fuertemente sin tener claro por qué.

El tiempo fue pasando hasta llegar la hora del recreo, en la cual los niños podían comer, correr y jugar libremente. Will cogió la manzana pelada y cortada que le dejó su madre y salió directo al patio. Al terminar de comer pudo ver que se acercaban unos niños.

—¡EH, TÚ, QUE SEPAS QUE TUS CALCETINES SON UNA MIERDA!
Will se sorprendió al escuchar tal vocabulario de la boca de un compañero.
—¿ACASO ERES UNA NIÑA?
Gritó un otro compañero suyo señalándolo, mientras se reía con sus amigos.

—¡ESO!, ¿TE GUSTA VESTIR COMO UNA NIÑA? JA, JA, JA.
El más gande de los tres abusones empezó a reír.

Will no pudo evitar llorar con la mayor rabia que un niño de cinco años pudiese tener. El pequeño intentaba que estos no lo viesen, limpiando sus lágrimas con las mangas de su chaqueta.

El pequeño peli negro paseaba tranquilamente por el patio, cuando escucho unos gritos. Se acercó al lugar de donde procedían estos y pudo ver al niño nuevo... Y a los chicos, que hace unas semanas, lo acosaban a él.

—¡OYE, VOSOTROS!, ¿¡NO OS SABÉIS COMPORTAR O QUÉ!?
El grito de  Mike causó que los niños salieran corriendo, maldiciendo.

Cuando desaparecieron de la vista de Mike, este giró su mirada hacia Will, que abrazaba sus rodillas con fuerza, llorando. Mike lo abrazó por los hombros y le preguntó:
—Will, ¿estás bien, te han hecho daño?
Al ver como su compañero negaba, suspiró aliviado.

—Solo me han dicho que mis calcetines no son bonitos.
Respondió sollozando, tapándose la cara con sus pequeñas manos.
—Will… Son los calcetines más chulos que he visto nunca.
Dijo Mike mientras acariciaba su hombro para consolarlo. El pequeño castaño sólo sonrió.

—Will…
Llamó Mike, esperando la respuesta del pequeño.

—¿Sí?
Respondió tímido, alzando la mirada.
—Seamos amigos, mejores amigos. Dijo mirándolo a los ojos. Will sonrió y se secó las lágrimas levemente.

—Mejores amigos.
Afirmó completamente.

—¿Will?, ¡Will!, ¿estás bien?
Una voz lejana lo estaba llamando.

Will despertó con los ojos llorosos, a su izquierda se encontraba Mike, su mejor amigo.
—¡Will!, ¿estás bien?, estabas llorando. Mencionó Mike preocupado.

Will solo sonrió y rodeo el cuello de Mike con sus marcados brazos.

—Sí, Mike… Solo…  Soñé con el día en el que nos conocimos.
Mike abrazó la delgada cintura de su amigo, sobándole la espalda con su mano derecha, quedándose así en esa posición durante unos cuantos minutos. Will solo apoyó su cabeza en el hombro de Mike, con su vista dirigida hacia el cuello del pecoso. Cerró los ojos y suspiró, segundos después, besó la zona que estaba mirando y susurró:
—Gracias por todo, Mike, te quiero mucho.
Se separó unos centímetros para mirar sus ojos.

—No hay por que darlas pequeño—. Mike lo miró y sonrió, para después levantarle un poco el pelo la frente, dejándola libre, para dejar un dulce beso. —Yo también te quiero, Will.—

—Volvamos a dormir.— Asintió, volviéndose a acostar, abrazando a Will por la espalda. El pecoso como último acto, pegó sus labios el la nuca del castaño en un largo beso, para después rozar pepetidamente esta con la nariz.















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ɓєS̶τ F̫̫яıəղ∂Ş | 𝕓𝕪𝕝𝕖𝕣 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora