Te quiero Alfa [hyunmin]

Neuf

Hyunjin 17

Seungmin 14

Chan 16

...

[BESO]

...

Horas antes...

—H-hyunjin, ¿Q-Quiere ir en la tarde al parque?

Seungmin llevo sus manos detrás de su cuerpo, comenzando a jugar con sus dedos, sus pómulos estaban rosados y mordía su labio, intentando mantener la mirada con Hyunjin.

—Me parece bien.

Le acepto, con una sonrisa ladina n su rostro, a unos pasos lejos de Seungmin le toco el hombro, acariciando un poco sobre la ropa.

— ¿Paso a por ti?

Avanzó un paso más cerca de Seungmin, moviendo sus dedos por el costado del cuello de Seungmin, la mirada del menor se desvió hasta la mano que lo tenía sujetado.

—No es necesario, encontrémonos ahí.

Susurró, soltando su labio, dejándolos entre abierto, mirando de nuevo a los ojos de Hyunjin. Se acercó otro paso, la cara de Hyunjin estaba un poco agachada para poder ver al menor, ambos podían percibir la respiración del contrario.

— ¿A las cuatro?

Tocó la mejilla de Seungmin, mirando los labios de Seungmin, lamiéndose los propios.

—S-Sí.

Pudo responder antes de que Hyunjin lo empujara contra la pared, cerca de las puertas del baño. Una mano estaba al lado de su cabeza y la otra tomaba su cuello.

Ambos juntaron sus labios, besándose.

Disfrutando de las nuevas sensaciones, sus oleré poco a poco se iban caminando de lo cerca que estaban.

Sus labio encajaban perfectamente, moviéndolos lento, añorando el momento de su primer beso.

Ambos se separaron, mirándose con cariño, demostrando su amor.

La campana para su primera clase interrumpió su pequeña burbuja de cariño.

[...]

Ahora...

Salió de su última clase, la que para el había sido aburrida, Historia. Su espalda y hombros dolían por el peso de su mochila, a este paso creía que eran todos los materiales que llevaban los que le arruinarían la espalda y no la forma en la que se sentaban, como regañaban los profesores.

Siguió hasta el salón de Chan, esperando que saliera. Las últimas semanas habían comenzado a irse juntos cuando el hermano de Seungmin no podía irse con él y porque sus asas quedaban en a misma dirección.

Cuando Chan salió, este le abrazo por los hombros, caminando hacia la puerta del instituto.

— ¿Cómo estuvo tu día? — Le pregunto Chan.