Día 7: Reinas

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¿Escribes un diario?

El hotel estaba extrañamente silencioso esa tarde. Ángel salió para ejercer su recurrente trabajo y Alastor dejaba el hotel por días enteros para luego volver y hacer como si nada hubiese pasado. Estar a solas ya no era tan habitual, pero Vaggie apreciaba los pequeños momentos en los que podían estarlo.

Soy una mujer romántica. Escribo mis proyectos y metas, todo el tiempo.

La princesa del infierno la observó desde abajo con una tierna sonrisa. La contraria bajó su mano para acariciar su suave y esponjosa mejilla. Apreciaba cada momento que pasaban solas porque podían demostrarse cariño desmedidamente fuera de las burlas o señalamientos de los demás.

Vaggie apreció la belleza de su princesa, considerando que en algún momento su elegancia y realeza serían distinguidas no solo por ella, sino por todo el infierno.

Serás una reina única.

— Tú también lo serás, junto conmigo.

La tomó de la mano y se levantó precipitadamente, la abrazó de la cintura y la deslizó con delicadeza entre sus brazos. Era parte de las cosas que imaginaba y escribía con ilusión. Cada escenario y futuro que creaba en su mente junto con Vaggie y la forma en cómo estarían juntas cuando su padre ya no fuera el rey del infierno.

Tener a una mujer tan firme y determinada a su lado la llenaba de orgullo y felicidad. Reinar junto con ella sería un honor, sería glorioso.

Vaggie le sujetó el rostro con ambas manos, sonriendo con calidez y eterno amor hacia aquellos ojos brillantes y soñadores que tanto amaba.

Adoro tu sonrisa. Tu forma de sonreír no se compara con la de nadie. Eres un ángel.

La princesa sujetó sus caderas y la sostuvo fuerte. Amaba a esa mujer más que a cualquier otra persona.

Te envidio porque fuiste humana y has visto cosas que jamás podré ver. Ciudades... Sabores, colores. Risas... Experiencias. Me hubiera gustado vivir todo eso junto a ti, Vaggie.

Solo pudo escuchar pequeñas historias de la vida terrenal. Sabía que todos los pecadores trajeron lo peor de ese sitio, pero también sabía que existía la belleza de la naturaleza, la pureza de los seres que no eran consumidos en pecados, la inocencia. Había tantas cosas preciosas con las que soñaba, le gustaba escribir todo lo que amaría descubrir y sentir por su cuenta.

Soy mucho más feliz aquí, porque estás conmigo.

Le aseguró Vagatha sin dudarlo por un momento. Charlie salió de sus pensamientos, un poco extrañada por esa respuesta.

Reinar este lugar junto a mi... Un lugar tan espantoso. ¿No es algo pesado?

La morena le negó con seguridad, porque no había nada que fuera terrible o que fuera agobiante si estaba a su lado. Borró esa clase de pensamiento pesimista de su novia y le sonrió como nunca antes. Quería proteger todas esas emociones preciosas y la pureza de su corazón.

Prefiero estar contigo el resto de la eternidad, antes de vivir en una tierra que jamás me quiso. Eres lo único que me hace feliz.

Charlie se sonrojó apenada, pero le correspondió la sonrisa, sintiendo su corazón later fuerte y a una gran velocidad. Era la mujer que necesitaba a su lado para siempre. Y a la que le confiaría su vida sin dudarlo. Se acercó lentamente, hasta besar sus labios y sentir que la conexión era intensa, inquebrantable y genuina. Ambas cerraron los ojos y se sintieron mutuamente, nada ni nadie podría romper el vínculo de sus corazones.



# Chaggie WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora