"No le gusta estar conmigo, a veces pienso que ni siquiera me quiere".
Yui suspiró, llevándose las manos a la cadera.
"Reiji, es un adolescente, ¿qué quieres que haga? Ya no es un niño, ya no quiere estar abrazado a ti mientras estás en el laboratorio..." se acercó para tomar su mano, y el anillo de compromiso brilló cuando le alcanzó la luz. "Tienes que entenderlo... es solo un chico".
Reiji miró a Yui con detenimiento, acariciando el rostro de su esposa con las yemas de los dedos. Cualquier cosa que diga ella siempre le calmaba y podía hacer que piense con claridad. Le sonrió levemente y asintió, acercándose un poco para besarlo.
"Iré a ver si quiere salir a dar un paseo" le dijo, y con un beso rápido Yui salió de los brazos de Reiji y abandonó la habitación.
Caminó por los pasillos buscando el aroma de su hijo, pero ni sus instintos de vampiro le sirvieron. Desde que Fausto aprendió a esconder su efluvio (de tal palo tal astilla) se escondía de sus padres cada vez que discutía con ellos. Pero esta vez era distinto: no solo había discutido con Reiji, sino que había herido los sentimientos de su padre que poco sabía de paternidad. Eran padres primerizos de un adolescente, no sabían como tratar con alguien que era muy sensible e inteligente a la vez, incluso cuando algunas actitudes le recordaban a su hermano mayor Shu, que eso siempre incomodaba a Reiji.
No tuvo que buscarlo tanto tiempo, porque al recorrer los pasillos vislumbró su silueta fuera en el jardín, descansando en la sombra de un árbol. Sonrió.
El joven Sakamaki estaba de espaldas a la mansión, leyendo un libro con su rostro en vista al tronco del árbol que le daba sombra. Su cabello negro caía suelto por sus hombros, y los ojos rosados pasaban párrafos con tanta rapidez que era imposible creer que leía (pero lo hacía, con tanto entendimiento que a veces daba grima de solo escucharlo explicar). Vestía tan solo una camisa blanca a rayas, pantalones de pana negros y unas sandalias para estar en la casa. Yui al salir hacia el jardín fue corriendo donde estaba y al llegar le abrazó por detrás, arrodillándose detrás de él y apoyando el mentón en su coronilla.
Fausto suspiró.
"Mamá..." se quejó cuando Yui comenzó a curiosear desde arriba, tocando el libro con su dedos y pasando las páginas sin su permiso.
"Eres muy joven para entender La divina comedia" le dijo con tono juguetón, ahora pasando las manos por el cabello largo de su hijo. "¿Por qué no dejas de leer y salimos a dar un paseo? Solo tú con papá y mamá".
Fausto negó con la cabeza.
"No me gusta cuando salimos, papá siempre me regaña por mi postura, o porque no llevo las gafas alineadas... incluso me dijo que mis colmillos deberían de tener mas brillo" se dio la vuelta para mostrarle a su madre los grandes colmillos que dominaban la dentadura superior. "Yo creo que está bien y él ya comienza a criticar, ¡no quiero escucharlo! Me hace doler la cabeza..."
Fausto volvió al libro, queriendo ignorar a Yui cuando comenzó a suspirar de manera dramática.
El papel de madre consistía en que, cuando lo veía queriendo esconderse de sus propios padres le buscaba a tal punto de curiosidad con su hijo que llegaba a ser molesto. Claro que Fausto no le diría eso a Yui, él amaba a su madre con todo corazón y las veces que la ha visto triste o decepcionada su corazón se rompía en mil pedazos.
Dejaba que curiosee tranquila en ese momento, pasando las páginas por su cuenta con sus pequeños dedos y comenzando a invadir su espacio personal: apoyando la cabeza en su regazo, tirándose encima de su espalda, trenzándole el cabello.... no fue hasta que quedó con dos bonitas trenzas que el adolescente se cansó y cerró el libro con un rápido movimiento.
ESTÁS LEYENDO
Seminibus [Diabolik Lovers]
FanfictionA veces los hijos son difíciles de entender. (Serie de One Shots sin relación sobre los hijos de los hermanos Sakamaki y Mukami) [YuixTodos] [OC]