Las sirenas de patrullas sonaron mientras se alejaban del estacionamiento y él las miró desde dentro de la comisaría. La enfermera que habían solicitado del consultorio vecino limpiaba con delicadeza la sangre en su rostro e intentaba desinfectar la herida, pero cada vez que colocaba el algodón lleno de antiséptico en la blanca piel magullada del joven este soltaba un quejido y le pedía que por favor deje de ayudarlo. No quería que manos humanas toquen su rostro, no quería nadie salvo su madre le cure las heridas.
Pero claro, ella ni siquiera sabía que estaba en una comisaría contra su voluntad. Él no tenía planeado todo esto, menos cuando llegaron las patrullas y uno de los policías le golpeó con una luma justo en la cara. Tampoco ayudó que le diga "¿cómo puedes golpearme así de la nada? no te enojes conmigo si no has recibido tu dosis diaria de cocaína", ya que el mismo tipo lo detuvo con esposas en las manos y le hizo chocar la cara contra el capó del auto, haciendo abrir aún más la herida que le había hecho.
Si, la cosa no podía estar peor.
Un oficial se le acercó lentamente con una agenda en sus manos, anotando quién sabe qué.
— Terrence Sakamaki... ¿Komori? —dijo el oficial y el chico asintió—. Realmente tienes un historial sorprendente: tres cargos por infracciones de tránsito, participar en manifestaciones y lanzar piedras a las patrullas, invadir propiedad privada y querer prender fuego el jardín delantero... ¿Qué debo hacer, más que encerrarte?
— ¡No quería prender fuego el jardín!
— Chico, está aquí. Los vecinos son testigos —dejó de anotar en su libreta y lo miró a los ojos. Terrence al instante supo que ese tipo no era igual a los otros cerdos—. ¿Has usado bien tu llamada?
Terrence asintió y el oficial tan solo asintió, dándose la vuelta y volviendo a su oficina.
Se quedó solo otra vez, pues la enfermera solamente le dejó unas vendas y gasa llena de antiséptico para no volver a molestarlo. El Sakamaki rascó sus cabellos y miró el reflejo de la ventana: chico de tez clara, con el cabello blanco corto y revuelto mirando con esos rosados ojos la húmeda noche.
Suspiró. Sabía lo que pasaría ahora, y no es porque se ganaba el enojo de su familia seguido. Sus tíos le habían encubierto muchas veces los trapos sucios, incluso su tío Kanato le había pagado la fianza muchas veces hace tiempo atrás (bueno, que robar una tienda de dulces a las cuatro de la mañana para comerlos en el techo de la comisaría con su tío era una cosa de casi todos los viernes, pero aquella vez salió mal). Pero esta vez no tenía escapatoria, pues ni Ayato ni Laito contestaban y Reiji rara vez miraba el celular si no era por una emergencia, ni hablemos de Shu, que seguramente dormiría como tronco.
Llamar a su madre era suicidio.
Solo tenía alguien a quién llamar, que si era más severo, no eran terrorífico como Yui...
... ¿o no?
— ¿Terrence?
Alzó la vista y Subaru lo miró desde la entrada, con el cabello blanco peinado hacia atrás y sus ojos rojos brillar con preocupación.
— Papá...
Y cuando vio que su padre exhalaba con lentitud, llevando las manos a su rostro, supo que no lo mataría. Al menos no en ese momento.
— ¿Qué demonios pasó? —Subaru atravesó el espacio que los separaba y se puso en cuclillas frente a él, tomándolo de los hombros—. Cuando me llamaste pensé que algo horrible había sucedido...
Terrence se mordió el labio.
— Yo... creo que no te he contado un par de cosas...
La mirada carmesí de Subaru pasó de una preocupación a un enojo con tanta rapidez que casi olvida donde estaba, tensando las venas de su cuello al tener que contener los gritos.
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Seminibus [Diabolik Lovers]
Fiksi PenggemarA veces los hijos son difíciles de entender. (Serie de One Shots sin relación sobre los hijos de los hermanos Sakamaki y Mukami) [YuixTodos] [OC]