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Kylie Adams

Todo estaba saliendo como lo planeado. Nuestra reciente mudanza había sido como una bomba para las redes sociales. Mucho más después de generarse el bulo de que la Sway House estaba detrás de todo esto. Y por supuesto que lo estaba, no tenía ninguna duda de eso ya que todo este alboroto se vio debido tiempo después a que Bryce me llevase a casa. Me había parecido un gran acto de su parte y por un momento casi llegué a pensar que realmente merecían nuestro perdón. Pero vamos, ¿a quien quiere engañar? Es Bryce Hall el chico que le dedicó una canción a un súper influencer solo porque me gusta el drama. No podía esperar menos de él que una pequeña venganza por su parte. Pero estaba ciegamente agradecida ya que ahora estaba aquí, en mi salón de cien metros cuadrados comiendo doritos mientras veo Netflix en mi tele de plasma.

Gracias, Bryce Hall.

Rodé los ojos al ver como Abby iba de un lado hacia otro. Me estaba poniendo nerviosa y esto ya resultaba un tanto insoportable. Junto a los demás había decidido montar una fiesta por lo alto para inaugurar la casa. No me preocupaba que la ubicación se volviese a filtrar ya que está casa tenía tanta seguridad que no llegarían ni a la fuente de la entrada. Abby estaba encaprichada de que todo saliese a la perfección y fuese la mejor fiesta de la historia.

—¡Kylie por Dios! Deja de comer y vístete ya.—me ordeno con ciertos aires autoritarios.

—No, mamá.—bromee metiendo un dorito picante en mi boca. Faltaban dos horas para la fiesta y yo aún no me había ni lavado la cara. En mi defensa dire que odio las mudanzas y está en especial, me había dejado demasiada exhausta como para pensar en que ponerme.

—Como no te levantes te levanto yo.—amenazó.—Tienes lo que te pondrás esta noche para la fiesta.

Limpió brevemente la mesita mientras yo abría los ojos y la boca formando una perfecta 'o'

—¿Has elegido lo que me pondré?—pregunté frunciendo el ceño. ¿Como tenía tiempo para todo?

—Por su puesto que si.—señaló las escaleras.—Ahora ve y cámbiate.

Resignada deje el paquete de doritos sobre la mesa y me levante furiosa del sofá. No podía tener ni dos minutos de tranquilidad en mi propia casa y eso llegaba a enfurecerme. Me dirigí hacia mi habitación y dramáticamente cerré la puerta de un fuerte golpe esperando a que Abby la escuchase.

Sobre la cama había tendido un hermoso vestido negro. Era ceñido a mi cuerpo resaltando cada una de mis curvas. Se ajustaba a él como si fuese una segunda piel y eso me agradaba. Sonreí nerviosa al verme al espejo, vaya realmente estaba bien.

Para seguir el conjunto Abby me había preparado unos preciosos y elegantes tacones negros junto a unos accesorios color plata. Un maquillaje sencillo con los labios en color vino y un ondulado pelo el cual caía a cascadas en mi espalda.

—Vaya...—dijo Asher boquiabierto entrando en mi habitación. Por un momento me sonrojo hasta que recordé que era de Asher de quien estábamos hablando. Lo mire sería, como de costumbre, y me crucé de brazos.

—¿No te han enseñado a llamar a la puerta?—pareció no escucharme cuando sus ojos recorrieron cada centímetro de mi cuerpo hasta llegar a los míos. Ahí volvió a el mundo real y agitó la cabeza borrando cualquier pensamiento obsceno que tuviera sobre mi.—Asher.—lo llame de nuevo.

—Si, per...perdón.—tartamudeo nervioso y a mi me causó gracia.—Los invitados están llegando.

Asentí al escuchar la música empezar y el bullicio que provenía de dos pisos más abajo. Pase por su lado dejándolo anodado y baje con los demás comenzando la fiesta.

The angels club ; TikTok Boy'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora