"Desesperados por atrapar a la Princesa Zelda, el ejército de Bern ha colocado una recompensa por su captura. La avaricia y ambición de muchos bandidos y mercenarios los induce a atacar las aldeas intentando encontrar a la elusiva heredera, con la intención de entregarla y llenar sus bolsillos de dinero.
Pese a querer mantener un bajo perfil, Zelda se rehúsa a ignorar los gritos de ayuda de su gente, y al pasar por una de dichas aldeas, reveló su identidad y enfrentó a los criminales personalmente, indispuesta a permitir que otras personas sufran por su causa. A su vez, la voluntad del pueblo hyruleano es fuerte, y ninguno de ellos sucumbe a la tentación de delatarla o entregarla para su propio beneficio.
Tomando los caminos menos transitados, el grupo de Zelda continúa su viaje hacia Lycia sin mayores dificultades. No obstante, los bandidos que antes atacaron la aldea, aparte de aun desear hacerse con la recompensa por la princesa, están sedientos de venganza por aquellos de los suyos que cayeron bajo la espada de sus caballeros, y aguardan a la noche para emboscarlos..."
( == Capítulo 3: En las sombras del camino == )
Por los caminos de Hyrule...
Tras el alboroto en la aldea, Zelda y los otros llegaron al consenso de tomar caminos menos transitados en su travesía hacia Lycia. Pese a que tardarían un poco más, estaban de acuerdo en que sería más seguro, tanto para ellos como para cualquier otra aldea. La princesa estaba decidida a no involucrar a inocentes, pues no se perdonaría si estos sufrían represalias por ayudarla.
Romani resultó ser una gran guía. Al conocer los alrededores, pudo indicarles algunos atajos para salir de la provincia sin llamar demasiado la atención, y habían podido viajar tres días completos sin encontrarse con bandidos ni con soldados de Bern patrullando la zona. Si todo marchaba bien, habrían cruzado la frontera con Lycia al día siguiente.
Al atardecer, sin embargo, ya los caballos estaban que no podían seguir tirando más de la carreta. Divisando una vieja fortaleza derruida en el camino, Kent, que iba al frente, los dirigió hacia ella.
- Muy bien, esta será nuestra parada por esta noche. – anunció al detenerse.
- ¿Un viejo fuerte? – preguntó Sain. – Parece que ha visto mejores días.
- Estos fuertes suelen ser usados como puestos de avanzada por el ejército en tiempo de guerra. – dijo Link. – Aunque con todo lo que ha estado pasando los caballeros de Hyrule no han podido ocuparlos. No es mucho, pero creo que es mejor que dormir a la intemperie.
- Están bromeando, ¿verdad? – dijo el peliverde, sin poder creérselo.
- Un techo sobre mi cabeza es suficiente para mí. – dijo Zelda. – Como dije, es mejor mantenernos fuera de vista todo lo posible.
- Tal vez, Princesa, pero...
- ¿Qué pasa, Sain? – dijo Romani con un tono ligeramente provocador. – ¿Te da miedo dormir aquí, y que los bandidos vengan a rajarte el cuello por la noche?
- ¿Miedo? ¿Yo? ¡Por supuesto que no! – exclamó Sain, claramente indignado. – Simplemente... me preocupaba que ustedes pudieran estar incómodas en un sitio como este.
- Siento desilusionarte. – agregó la pelirroja, sin dejar de sonreír. – A decir verdad, con todo lo que viajo muchas veces he tenido que dormir en peores lugares. Comparado con ellos, este fuerte bien podría ser un palacio.
Sain parecía querer decir otra cosa, pero las palabras de la chica parecieron dejarlo sin lugar para replicar más. Ya en esos días había quedado claro que nunca se permitiría (voluntariamente) quedar como un tonto o un cobarde enfrente de las damas. Finalmente se encogió de hombros y se resignó a aceptar de mala gana.
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La Leyenda de Zelda: El Emblema de Fuego
FanfictionEl reino de Hyrule es sorprendido por la repentina invasión del ejército de Bern, y tras la caída del castillo, la heredera del trono se ve forzada a huir fuera de sus fronteras. La Princesa Zelda deberá reunir aliados por todo el continente para fo...