7.-Los ojos de la presa.

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Aun sentía que todo le daba vueltas, en su mente agradecía que la muerte fuera personalmente a recogerla, se quería sentir especial al menos una vez más en su vida de la cual solo quedaban pequeños recuerdos de lo que alguna vez fue.

Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que se había sentido especial, antes solía tenerle miedo, un miedo terrible a la muerte, pero ahora que sus suaves y cálidos brazos la arropaban solo sentía una inmensa paz una que jamás había experimentado, una paz que solo la muerte podría brindar.



Por su mente paso el recuerdo de su madre tan bella como siempre, su hermano de valentía indescriptible, de aquel que algún día llamo padre que amoroso como siempre la protegía y su hermana hermosa como una flor y delicada como el cristal, pero solo podía imaginarla en los brazos de ese hombre, ocupando el lugar que a ella le correspondía pero nada de eso le importo, ya que la muerte la había levantado y no estaba dispuesta a apartarse de ella ya que en sus brazos se sentía en paz, su mente estuvo en eso todo el tiempo hasta que sintió que su cuerpo ardió de dolor y quiso maldecir en voz alta.


Así se dispuso a alzar la voz, pero no salió nada de ella no era capaz de hablar, que le pasaba, ¿ahora era muda? Estaba a punto de llorar por su desgracia, no podía ni morir en paz, pensó aquello que no podía gritar a los cuatro vientos, Mierda, ¿por qué no estoy muerta?


Aun con los ojos cerrados las lágrimas descendieron, pero se acordó que no era tiempo de llorar, cosa que se venía diciendo desde hace ya unos meses, e incapaz de mover su cuerpo por el dolor se acordó de sus tragedias, no podía estar segura ¿y si la habían atrapado los hombres de Blancpur? eso la altero y abrió los ojos en busca de algunas pistas, de algún indicio algo que le asegurara que su vida no corría peligro.


A lo lejos solo vislumbro una figura un hombre fornido, era musculoso solo eso alcanzaba a ver, era lo que podía notar ya que el cuarto se encontraba en la oscuridad, estaba sentado hasta el fondo de la habitación cerca de la chimenea sentado en el sillón y el parecía estar dormido, con el brillo de la luna pudo ver su espada que estaba en la mesita que se encontraba a unos centímetros de él y a solo unos pasos de ella, sin importarle su dolor se incorporó y dispuesta a levantarse saco sus pies de la sabana los cuales coloco sobre el piso frió y se levantó.


El dolor era inmenso, pero eso no importaba ahora importaba su hermana y a lo que ella le correspondía defender su vida, no sabía con quien se encontraba, tenía que saber si su vida nuevamente corría peligro a lo que ella ya sentía que su respuesta era afirmativa.


Con todo y su dolor logro llegar hasta donde la espada se encontraba, cuando estaba a punto de tocarla el hombre dio un gran respiro a lo cual solo logro ponerla más nerviosa de lo que ya estaba de esta manera se asustó haciendo que ella diera un paso hacia atrás.


Cuando noto que aún seguía dormido prosiguió con su acción, cuando logro poner otra vez la mano en la espada por pura inercia giro su cara para mirar a ver la del aquel hombre sentado durmiendo y solo se le quedo mirando a la luz de la luna, era muy guapo admitió en su mente, inmersa en sus pensamientos no se dio cuenta que su mano ya había tomado la espada y por la debilidad que había en ella se resbalo por sus manos como el agua, todo paso tan lento que sabía que el hombre se despertaría le volvió a ver y el hombre abrió los ojos, sin duda el hombre era lo más hermoso que sus ojos habían visto, eran verdes como aceitunas aquellos ojos.


Se quedó hipnotizada hasta que el desvió la mira hasta lo que había provocado el ruido fue todo tan despacio que sintió que pasaron años cuando el hombre le regreso la mirada, este la miro con asombro abriendo sus ojos que hace un instante eran somnolientos.


Se levantó como si de fuego se tratara, sin duda era más alto que ella, demasiado, la cara de ella estaba abajo del pecho de aquel hermoso hombre pero a su mente vinieron todas las imágenes de lo vivido en los días pasados y se acordó en la situación en la que ella se había encontrado hace unas hora y el miedo la invadió rápidamente levanto la espada olvidando todo rastro de dolor a lo cual el hombre se sorprendió, pero al verlo ella noto en su cara que no había enojo solo precaución al fin y al cabo era ella la que sostenía la espada, pero ella no podría sostener una batalla con él, no en ese estado, así que buscando en su cabeza alguna idea solo se mantenía en guardia esperando que aquel hombre realizara algún tipo de acción, duraron un par de minutos así hasta que el hablo.


-Baja la espada, nadie te hará daño.

Su voz sonó suave a sus oídos, pero no se dejó encantar por esta, iba a responder, pero se acordó que no podía hablar y la voz ronca de aquel hombre se hizo sonar de nuevo por la habitación.

-Te digo que me des esa maldita espada- replico el con un grito que desprendía furia y a lo que ella le pareció notar algo de miedo.


Ella solo pudo mover su cabeza indicando que su respuesta era un rotundo no, a lo que el precavidamente comenzó a avanzar hacia ella, lo que hizo que la invadiera el miedo, el cual no se mostró en su mirada y solo avanzo hacia atrás hasta que su espalda sintió el frio del ventanal, el reflejo una sonrisa, pero no se daría por vencida.

Ella balanceo la espada hacia adelante para así tomar impulso y viendo la mirada de sorpresa de ese hombre uso toda la fuerza que poseía para azotar la espada con el ventanal y así rompiendo el vidrio que se encontraba detrás de ella haciendo que saltara por todas partes.









Ey tal vez como puedan ver el que relata esto no es Kendrik solo es para resaltarlo por si no se dieron cuenta gracias por leer los quiero mucho, voten y comenten y me encantó la chica que me corrigió mi error se aprecia bastante 🤣🤣❤❤ aveces no alcanzo a notar los errores checo un buen de veces el texto y lo corrijo en word pero siempre existe el error de dedo.

Gracias por leer...

De camino hacia la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora