8. Linea amiga(parte 2).

1.2K 120 82
                                    

Tenia la fantasía infantil de que mi número en tu cuaderno fuera suficiente, que tu llanto en solitario iba a aceptar mi burda compañía, aquí estoy, casi un año después, jamas recibí esa llamada, los primeros meses pasaba todas las noches esperando escuchar tu voz al otro lado de la linea, ya ni siquiera cuento con la posibilidad de admirarte de lejos, si tan solo te hubieras esforzado un poco mas no estarías repitiendo curso y yo no estaría privada de mi penosa costumbre de amarte en secreto.

Ahora las cosas cambiaron, no estoy en las sombras, quizás recibo un poco mas de atención, pero nada importa, ninguna es la tuya, solo ocasionalmente te veo pasar en el pasillo de arriba, caminando con firmeza, sacudiendo tus hombros, casi en un baile, solo lo haces de esa forma cuando estas irritada, no necesito que me cuentes, debió ser algún profesor, nunca cruzamos miradas, no existo para ti. 

Como una pequeña burla del cosmos la próxima vez que te tuve cerca, me encuentre en soledad rota, envuelta en un manto de lagrimas como aquella vez que me acerque a ti, también estoy recostada a ese muro, no me veo sublime con mi tristeza, no como tu, me veo miserable, los sollozos crecen, arrebatan, lloro mis sueños perdidos, mis ancestros, a mi madre, a ti. De pronto mi soledad siente el calor de un cuerpo, hay alguien, volteo y ahí están, tus ojos de asombro me miran fijo, pero no logro entender de que van, tintinea el avellana de tus orbes y me recorren completa, nos mantenemos la mirada y sucede lo que nunca pensé que sucedería, me regalas un pedacito dulce de tu vida, un chocolate, te levantas y no dices nada. Ay Daniela, que estas haciendo conmigo.

La rutina se repite, espero no agobiarte con mi tristeza, nunca dices nada, pero te preocupa, lo noto en como tensas tu mandíbula cada que me encuentras en nuestro rincón, un poco mas rota, tu sencilla y silenciosa compañía me repara, eso y el chocolatito del día.

De pronto, y como huracán decides que es hora de levantar este pacto no hablado que tenemos estos días,rompes la rutina, es noche, suena mi teléfono y atiendo, - Linea amiga reportándose- Escucho tu voz, algo dentro de mi da un grito de alegría, pero yo parezco haber perdido toda habilidad para hablar.- Holaaa, Poche?- Suenas mas tímida que en tu primera y ocurrente frase.

-Oh, hola, perdón Calle, creí que ya no tenias mi numero, nunca llamaste-Esto es un sueño, tu lo eres Daniela.

-Bueno pues, espero que tu linea amiga atienda también emergencias académicas, si no recuerdo mal eres muy buena en historia y necesito ayuda.- Diría que me desilusiona, pero, al menos necesita algo de mi.

Y así fue, te ayude, te recite las fechas que necesitabas oír y te di una explicación extensa sobre el contexto socio-económico de los problemas del gran continente que debías memorizar, no se que tal te fue, no me contaste, pero lo que sucedió después fue mejor que cualquier reconocimiento por mi ayuda, volviste, ya no para escucharme hablar de Francia, de guerra o revolución, volviste para escucharme, para que te escuchara a ti, hablabas de Provi, de tu padre, de golf, cantabas bajito y me pegabas una que otra canción, no entiendo, pero sucedió, nos hicimos amigas, de las buenas, las sinceras y cómplices.

Las siguientes vacaciones se redujeron a ti, todas las noches hablando por horas de cosas sin sentido como aquella caída en el centro comercial, mi presentación vestida de pitufo, la de mi hermana en su traje de mango y su caída en el escenario, ya no necesitábamos estar rotas para acercarnos, estábamos siempre, me dabas energía.

El regreso a clases fue el día mas mágico y adrenalinico de mi vida, si cierro los ojos se repite en bucle, nos sentamos en el suelo en el receso, no hablamos de vacaciones porque sabíamos de sobra que había hecho la otra, solo me miraste, y preguntaste con esa delicadeza tan tuya-¿Quien te gusta?-Sonreí.

-Una niña-Me limite a decir, no iba a ser fácil confesarte que eras tu, estaba lo mas cerca que había podido estar a ti, no haría nada que te espantara.

-A mi también me gusta una niña-Tu sonrisa fue mas amplia que la mía, y no esperaste para seguir curiosa. 

-Y es del colegio? De que grado es?- Me mirabas descifrandome, de verdad querías saberlo, y eso me emocionaba completamente.

-Del tuyo de hecho-Suspire bajito, por un momento pensé que estaba siendo muy obvia, entre cerraste los ojos y sacudiste tu cabello castaño en un acto exagerado por llamar mi atención, demostrarme que estabas pensando, que te habías propuesto resolver mi misterio.

-La mía también es de tu grado-Reíste, esto era un juego para ti, y yo, yo estaba encantada de estar jugando.

-La conozco?-Ahora era yo quien debía asumir el papel de gato curioso, con todo el temor a que la verdad acabara conmigo.

-Mas que a nadie-Fue una oración, cuatro palabras, doce letras, y una avalancha en mi mente y en mi corazón, como todo contigo simple pero mágico. Sonó el timbre y regresaste a tus clases.

A la hora de la salida, cuando iba a tu aula a despedirme de ti, me abordaste sin esperar a que hablara. -¿Quieres saber quien me gusta?-. Sin decir mas me entregaste un papel del tamaño de la palma de mi mano, doblado a la mitad, lo abrí, todo a mi alrededor perdió  color cuando el rosa, amarillo y naranja de esa hoja brillaron en mi rostro, sobre esas lineas hechas con resaltador, se posaba solemne tu letra, escribes como una niña desordenada, pero es bonito, "Tu, solo tu",  la vida se puso en pausa por unos segundos, respirar me costaba, y habían hormigas escapando por mi pecho, yo te gusto, solo yo, cuando te mire estabas huyendo, tu temeraria confesión había podido contigo y ahora huías con todas tus fuerzas temerosa por mi reacción, por favor, Daniela Calle, yo te pertenezco, aunque tu aun no lo sabes.

Era ahora o nunca, salí corriendo tras de ti, o perdería el impulso que tu dulzura me dio, te sujete de la muñeca y te obligue a mirarme, me diste una mirada exasperada porque frustre tu escape al estilo corre caminos, -Tu también debes saber quien me gusta- Yo no tenia planeado confesarme, pero cada uno de mis cuadernos tenia tu nombre en alguna esquina, tome uno y lo arranque torpemente, puse el trozo de papel en tus manos, te vi sonreír, ahora si te permití alejarte, me fui a casa con una batalla ganada y con toda la ilusión del mundo de ganarme la guerra. 

-Linea amiga reportandose- Me llamaste en la noche.

-Señorita Calle, que grata sorpresa, a que se debe su llama a las casi 12 de la noche- Moví mis manos como un anfitrión de teatro, pero claro tu no podías verme,

-No puedo dormir, necesito hablarte de lo que paso hoy- Por favor, dime que no fue un error.

-Si, cuéntame- Si el miedo tuviera un hijo con el pánico y los padrinos fueran la ansiedad y la angustia, yo seria ese bebe. 

-Te quiero Poché- Es oficial, soy tuya, eso y si me muero de un paro es tu culpa.

-Te quiero Calle-.

Ahora si, dormir sera la recompensa por no verte,  espero soñar contigo, no se como actuar la próxima vez que te vea, nunca he dado estos pasos con nadie, jamas he sido correspondida y la mitad de mi vida te he pertenecido a ti, no me preocupa saber que hacer, parece que nada es convencional contigo, y yo estoy dispuesta a volarme la cabeza las veces necesarias para vibrar contigo, aquí estoy, y aquí estaré, al otro lado de la linea, por si quieres seguir llamandola amiga, o te atreves a empezar a llamarla amor.

Caché, mini historias. (Cortos y One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora