Un par de travesuras

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-Iré al baño primero, me estoy orinando desde hace rato.

-Ya sabes dónde está, y cierra la puerta cuando salgas y tambien el portón de afuera, ya subiré a descansar.

Subo las escaleras con un ojo cerrado y el otro medio abierto y con un gusto amargo en la boca.
Contesto los mensajes que tenia de mis padres al cargar mi celular y me tiro a la cama sin bañarme o cambiarme de ropa.

~'~

Me levanto casi a medio día. Voy directo a la cocina por algo de comer.

-Buen día dormilona.

Veo a Julián ahí, sin suéter, pero con un delantal puesto, preparando un esquisito emparedado.

-Buenos días, sabes... eres un amor, creeme que es lo que toda chica quiere, levantarse con una puta resaca, ir a la cocina y ver a un papucho como tu preparándole el desayuno.

Abro los ojos y veo que estoy completamente sudada. Me tapo la boca y corro al baño a vomitar.
Me rio por lo que soñé, a pesar de todo, ése fuera un buen capítulo.
Pero la realidad no es así, vomito nuevamente.
Bajo a la cocina por alguna medicina.

Tomo la cosa esa que Julián me dió ayer, y me la bebo rápidamente.
Mi estómago gruñe, tiene hambre a pesar de que no estoy bien de la panza.

Saco unas rebanadas de pan y le hunto mantequilla de maní, sí, para las espinillas.

-¡Hey! Al fin despertastes.

-¿Qué mierda haces aquí? _Mi rostro se convierte en un meme.

Seca su cabello con una toalla, ajá, la toalla de mi padre, se seca su espalda completamente descubierta y luego se la rodea en el cuello.
Se supone que iba siguiendo cada movimiento que hacia con la toalla, pero hay algo mucho más grande que se le movió debajo de sus boxers mojados.

Volteo a ver mi pan y concentrarme solo en eso.

-Estaba a punto de irme, ya hasta me había montado al carro, pero quedó sin gasolina. Y bueno... ¿qué más podía hacer? _Esboza una sonrisa de canto a canto.

-Pedir un taxi ¿no?

-¿A esa hora? Eso es para que me violen.

-Hay gasolina en la cochera, iré por ella para que te largues de una buena vez.

-No tengo apuro.

-Pues deberías, porque no sé qué harás, pero mi moto la quiero hoy, asi que tendrás que ir por ella y traerla aquí.

Salí a la cochera por gasolina y volví para dársela, ya estaba vestido y listo para irse.

-Gracias. ¿Y en qué traigo la moto? No pienso pagarle a nadie para que la traiga. Mejor vayamos los dos en mi carro, y tu te regresas en la moto.

-Me siento terriblemente mal, Julián. No pienso salir de mi casa hoy.

-Vez, por borracha. Entonces dáme las llaves de la moto para regresar en ella. Será más rápido.

Accedí.
-Esta bien, pero con una condición, como me siento tan mal, no quiero hacer absolutamente nada, prepárame algo de comer y te doy las llaves.

-No. Mejor te compro algo en el restaurante.

Lo pensé.
-Esta bien. Si le veo un solo golpe, ya verás. ¡Vete, rápido!

A penas salió, corrí al baño a botar mis entrañas y todo órgano de mi cuerpo, o así lo sentí.
~*~

En medio de una festival me encontraba. Vestida con uniforme de la banda de mi colegio. En mis dos manos sostenía un par de baquetas y alrededor de mi cintura cargaba un tambor. Hacía unos repiques estupendos y bien coordinados con los demás instrumentos. Escuchaba mi nombre por todos lados, me imagino que es porque estoy tocando estupendo. ¡Soy genial!

-¡¡¡¡Sarah!!!! Mujer, despierta. _Veo una mano golpear varias veces la mesa de noche de mi habitación.

No soy una magnífica percusionista, era solo un sueño. Los golpes en la mesa era yo tocando, y las alabanzas de mi nombre, eran gritos de Julián.

-Aquí estan las llaves. _Mostró las llaves de mi moto y las colocó al lado mío. - Vamos abajo, te compré tu comida.

-Tráemela aquí. No me siento nada bien.

-Debo irme, ya pronto entro a trabajar...

-Entonces vete de una buena vez.

~*~

-¿Qué has hecho en estos días Saita?

Me deslizo por el sillón y doy un suspiro. -Nada interesante papá, ya mi vida se ha vuelto aburrida...
Lo miro de reojos a ver si se la creyó. Volteo a ver la cara de mi mamá que levanta sus cejas tan alto. Sí... ella si no se la creyó.

-Ni usted se cree eso. A lo mejor hizo un par de travesuras.

-¡Totti! ¿Cómo crees? ¡Jamás! Ya yo estoy grande como para portarme mal. _Levanto mi dedo índice y digo sarcásticamente. Ya sé que nadie me cree.

-Iré a bañarme rápido para que cenemos juntos. Puedes ir preparándo la mesa Saita.

-Recuerda bañarte en el baño de acá abajo. Aun no hemos llamado al plomero para que arregle la tubería. _Le dice mi madre a papá.

Tomo algunos platos y cubiertos y los coloco en la mesa. Mamá prepara un jugo de manzana para acompañar la cena. Totti se levanta para ir a sus habitaciones a descansar.

-Totti, espera, no te vayas aún. Dejaste este reloj en el baño. _Papá sale envuelto en toalla y con un reloj negro en mano.

Mis párpados llegan hasta mi frente. Abro mis ojos enormemente.
-¡Totti! El reloj que estabas buscando. _Dije entre dientes tirándole una mirada de ayúdame a Totti.

-Oh sí, patrón. Hace un par de días no lo encontraba. Había olvidado que usé el baño de acá abajo para cambiarme antes de ir a casa. Gracias.

Mi corazón parece un tambor con repiques infinitos.

-Buen reloj, ¡estas muy a la moda, eh Totti!

-Sí patrón, me lo regaló mi hijo. Ya sabe, le regalan a uno las cosas para ellos tambien poder usarlas.

Empiezo a sudar toda mi espalda.

-¡Ve a bañarte rápido papá!, ya quiero comer. _Me deshago de él. Mamá voltea a seguir preparándo el jugo.

Me acerco a Totti antes que se vaya.
-Gracias. Luego me lo das, cuando ellos se vayan nuevamente a un viaje.

-Con que te portas bien no?... _Totti se tira una sonrisa. Pero yo no puedo sonreir, estoy que me desmayo de lo asustada.

No, no es destino. Esto se llama tener mala suerte.





Tú Eres Más que Mi Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora