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Derek

Salí de la ducha y me vestí, me coloqué una camisa de botones con mangas largas, unos jeans y unos tenis completamente blancos, me miré al espejo.

—Por Dios, Derek, ¿cómo dejaste que esto pasara?— me dije a mi mismo.

Tomé mi celular y me dispuse a llamar a Stiles.

—Sti, no quiero que te alteres— dije cuando contestó, suspiré.

Nunca— contestó a lo que dije, se notaba por su voz que tenía una ligera sonrisa. — Soy un chico muy relajado.

—Mi ex novia está en el hotel— dije directamente, esperando su reacción, la cual llegó en segundos.

¿Qué?— cuestionó con confusión. — ¿Cómo?

—Hace un rato, voy entrando al lobby y ahí está ella— le conté y escuché un suspiro salir de su boca. — Está histérica.

Pero ¡¿qué demonios?!— de repente sonó más alterado y ligeramente molesto. — ¡¿Qué hace aquí?!

—Oh, que chico tan más relajado...— dije con burla.

Deja las malditas bromas, Derek— ahora sí que sonaba completamente enojado.

—Perdón, Sti— dije. — Dice que quiere conocerte.

¿Qué?

—No lo sé, solo me pidió que subieras, porque quiere verte, pero le dije que preferías no entrar al hotel— Le expliqué, lo que había pasado cuando entré al hotel hace un rato. — Bueno, más bien me exigió que quería verte.

Bueno, sólo apresúrate, me estoy empezando a poner nervioso, nos vemos frente al Coliseo...

—Oh, otra cosa, no sabe que eres hombre.

¡Derek, maldito hijo d...!— corté la llamada antes de que Stiles concluyera su oración y de mi salió una risa nerviosa.

— ¡Derek!- escuché un grito de Paige. — ¡¿podrías apurarte?!

Terminé de arreglarme y de cepillarme los dientes para después salir del baño.

— ¿Podrías dejar de gritar?— le dije con enojo. —No soy tu maldito perro para que me trates así.

—Como sea...— dijo mientras que rodaba los ojos. — ¿Ya estás listo?

—Sí, vamos...

Bajamos por el elevador, donde había un ambiente con un silencio tenso. Hasta que ella lo rompió.

— ¿Por qué me hiciste esto, Derek?

—Oh, ni siquiera preguntes.

— ¿Ella es más bonita que yo?— me miró a los ojos y yo los rodé. — ¡Dime qué tiene ella que no tenga yo!

—Paige, ya basta, no existe alguna comparación— nuestras miradas se mantenían conectadas. — Desde algún tiempo atrás dejé de sentir el amor que sentía por ti.

—Pero ¡¿por qué?!

—Por Dios, Paige, ojalá en algún momento puedas tener una conversación contigo misma— en su mirada se notaba la confusión por mis palabras. — Para que te des cuenta de la horrible personalidad que tienes.

Ella se mantuvo en silencio, por lo que seguí hablando.

—Primero, lo único importante para ti eres tú, no te preocupan los demás, sólo quieres beneficiarte a ti misma— suspiré y pase una mano por mi cara, ya me encontraba un poco frustrado. — Segundo, todo este amor se acabó desde hace mucho tiempo, ambos dejamos de sentir lo que sentíamos, no te niego que en algún momento te amé, pero... no es por levantarte falso, pero, siento que desde la empresa paso a manos de Peter y mías, tú te enamoraste del dinero y te olvidaste de mí, así que yo hice lo mismo y me olvidé de ti...

Italia con A de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora