XXII. ¡Felicidades!

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El alrededor del Omega es lindo.
Y no como cuando lo dices solo por cortesía, esto en verdad era lindo. Aunque al principio le costó aceptar al Alfa, hasta hoy no se arrepiente de haberse confesado. Ya que todo ha ido de mejor a excelente. Jamás pensó que Mean fuera tan compatible con él, que a veces llega a creer en esos mitos de los que hablan los mayores. "Tú destinado". Porque tal parecía que eso era verdad y ya no sonaba tan ridículo como creía.

Jamás pensó que estaría en una casa tan grande que por ahora se siente sola, pero está más que seguro que cuando su pequeño cachorro nazca, todo será diferente.

Al terminar de colocar el último oso en la habitación de su bebé, sonríe porque solo falta un mes y dos semanas para recibir a su querido Nene. O al menos eso fue lo que le dijo él doctor.

- Tomate tu tiempo - acaricia su estómago - no te apresures en salir o voy a castigarte.

Observa su alrededor verde con detalles animalescos y sale de esa habitación tan adornada, que cualquiera que entrara pensaría inmediatamente en ¿Qué tiene que ver un oso con un león?. Tal vez era un gusto extraño pero él Omega está más que contento. Pero ahora quiere descansar un poco antes de seguir acomodando las otras partes de su nueva casa, la cual cabe recalcar que no tendrá detalles animalescos.

"¿Plan, y si nos mudamos?"

Fue lo que dijo Mean un día cualquiera mientras desayunaba con Plan, se le ocurrió la grandiosa idea al ver que él Omega no encontraba en donde colocar la pequeña cuna del ahora futuro heredero. Sin perder tiempo al siguiente día de buscar en internet, se dispusieron a ver un par de casas, la cual en pocos días encontraron. Brillaban los ojos del Omega al imaginarse ahí, por lo que el Alfa no dudó en decir "Sí". Y no fue un problema adquirirla ya que al enterarse, él padre de Mean no dudó en regalárselas. Así que después de un par de días de mudanza, limpieza en las habitaciones y los muebles en buenas posiciones, se siente más que satisfecho.

Pero ahora se dirige a la cocina, porque hoy era uno de esos días donde podía comerse el refrigerador completo, ya que otras veces solo puede pasar un sándwich en todo el día para después vomitarlo. Tener casi ocho meses no era un juego, pero valía la pena. Todo marchaba tan bien hasta que el sonido de la puerta, arruinó sus planes de comerse una vaca.

Caminó hacía la puerta preguntándose quién podría ser ya que Mean tenía llaves, y además, era algo temprano para volver. Al abrirla, sonrió un poco al ver a una linda chica que devolvió el gesto con una sonrisa a medias. Y también con algo un poco abultado bajó sus pechos.

- ¿Está Mean? - preguntó la chica
- No... ¿Quién lo busca? - trató de sonar tranquilo
- Vengo a hablar con él... - bajó la vista - ¿tú eres Plan, no? - subió su mirada
- Mmm - quitó su sonrisa
- ¿Puedo pasar?
- Adelante... ¿Quieres algo de tomar?
- No gracias...

Plan, sigue aquella mujer que se ve bastante nerviosa y linda porque no aceptarlo, pero además de eso, no logra recordar en dónde la ha visto, así que mientras recuerda se sienta en el sillón.

La chica se sienta frente a él y observa todo a su alrededor, se queda en silencio, haciendo que todo fuera más incómodo para él Omega. Así que Plan se atreve a hablar primero.

- ¿Qué pasa?
- Es algo entre Mean y yo... - volteó su rostro
- Dime - trató de sonreír
- No puedo... ¿Puedo esperarlo aquí?
- Eh... No - sonrió él Omega - si no lo me dices te voy a pedir que te vayas y no vuelvas
- Es algo complicado...
- Deja de hacerte la interesante y dime - respiró para no llorar - ¡Qué me lo digas! - alzó la voz al no tener respuesta
- Voy a tener un hijo de Mean.. - bajó la vista - perdón...

"Un Bebé Por Accidente"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora