Mis labios se secan, los calambres intestinales se agudizan y no me dejan descansar.
De día sueño con la luz roja. ¿O acaso la estoy viendo de verdad? ¿Está aquí, conmigo?
En las horas muertas vuelvo a caminar para centrarme en el dolor del muslo y olvidarme del resto. Voy a la ventana más grande y después hacia la esquina a su izquierda, sigo andando hasta llegar al vértice opuesto de la habitación, paso por delante de la puerta cerrada, será imposible de abrir, pienso cada vez, también la habrán bloqueado desde fuera, recorro las otras dos esquinas y de nuevo estoy ante el cristal, mirando a los que circundan el estadio. No me detengo. A veces despacio y a veces, sin motivo, camino más rápido por la sala y termino antes las vueltas.
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Los hombres dan otro paso (Luz y terror, 2)
TerrorCuatro paseos hasta más allá del camino. Un grupo de supervivientes da vueltas a un estadio para defenderse de violentos ataques nocturnos; una mujer baila bajo un aguacero y un hombre decide unirse a ella; la niebla inunda una megalópolis mientras...