- ¿Ladybug?
La heroína de París brincó suavemente al ser sacada de sus pensamientos. Había estado absorta mirando las brillantes luces de la ciudad, perdida en un remolino de voces y recuerdos que nublaban su mente, frunciendo los labios, pensativa. Tanto, que no se había percatado de cuándo su compañero vestido de cuero apareció sentándose a su lado la noche que supuestamente tenía libre. "¿Cuándo diablos llegó?" Se preguntó, mirando rápidamente alrededor en busca de algo que le indicara cuánto tiempo había estado atrapada en su propia cabeza.
- Hey, Chatton, ¿qué estás haciendo aquí? Esta noche me toca patrullar a mí -preguntó en cuanto le vino a la mente un pensamiento aterrador: que había estado tan ida que se había perdido alguna señal del ataque de un Akuma.
Pero antes de que pudiera asustarse más, notó la relativa tranquilidad de Chat o, al menos, no parecía que estuviera a punto de comenzar una pelea. Sin embargo, parecía aprensivo. Podría decir, por la manera en que tensaba y apretaba sus hombros, que quería estar cerca, pero no se atrevía a entrar en contacto con ella. Lo que le hizo pensar si había hecho o dicho algo recientemente que le hiciera creer que se estaba excediendo en sus límites. ¿O tal vez estaba enfadado con ella por algo? De ser así, sería el colmo de ese día.
Primero, Lila montó una escena que provocó que castigaran a Marinette por el resto de la semana (sucedió tan rápido que apenas recuerda qué demonios pasó). ¿Y ahora estaba teniendo un ataque de pánico sobre si su compañero estaba enfadado con ella por a saber qué? ¿A quién más iba a fastidiar hoy?
- ¿Qué piensas de revelar tu identidad?
Pausa momentánea al ataque de pánico, una ceja oscura se levantó ante la pregunta, y si no fuera por la forma tan cautelosa con la que lo había dicho, con esa mirada incómoda, probablemente se habría enojado. Pero él parecía tan fuera de juego esa noche que dejó de lado sus habituales emociones por un momento. Así que, prefiriendo no atacar a su compañero, suspiró pesadamente intentando mantenerse enfocada en él a pesar de su burbujeante irritación.
- Chat, lo siento, pero ya hemos hablado de esto. Nuestras identidades son secretas por una razón -por primera vez desde que se sentó, pensó, le vio mirarle, aunque sea un poco. Su mirada incómoda se había reducido ligeramente, pero él todavía tenía algo en los ojos que no conseguía descifrar y que hacía sentir a Ladybug ansiosa.
- Así que... ¿Nunca has compartido tu identidad? ¿Con nadie? ¿Ni siquiera por accidente o algo así?
Si no lo conociera tanto, diría que sus palabras fueron un poco acusatorias. Lo que... Ok, primero, ¿qué coño? Y segundo, ¿por qué de repente hacía tantas preguntas? Otra vez, sin embargo, toda la situación la estaba superando y sabía que tenía que ser racional al respecto.
- No, por supuesto que no. Te lo prometí, ¿no? En cuanto derrotemos a Hawkmoth, serás la primera persona a quien se lo diga -dijo tan tranquila y resueltamente como pudo. Ella había sido clara desde el principio sobre el tema.
Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Chat Noir se relajó visiblemente. Sus hombros se desplomaron y respiró agitadamente mientras asentía.
- Claro. Claro, por supuesto -finalmente consiguió voltearse para mirarla y la incomodidad fue rápidamente escondida tras una pequeña sonrisa. El cambio en su actitud fue casi tan desconcertante como su repentina llegada.
- ¿Qué pasa, Chatton? -su sonrisa vaciló un poco cuando miró a otro lado, otra vez.
- Es esta... -empezó, pero las palabras murieron antes de que sacudiera la cabeza-. No, no es nada. Perdóname por molestarte con esto. Fue estúpido.
Chat intentó levantarse, pero Ladybug atrapó su muñeca antes de que pudiera alejarse.
- Obviamente no lo es si te trajo hasta aquí tan trastornado como parecías. Sé que puedo ser muy rigurosa con lo de las identidades secretas, pero Chat, no hago esto para hacerte daño. ¡Te lo prometo! -imploró sintiendo que se había perdido algo importante-. Si estás dolido o...
Sus rubios mechones volaron cuando negó con la cabeza rápidamente.
- No, no. Nada de eso, de verdad. Sé por qué lo haces. No fingiré que no apesta, pero lo pillo. En serio, lo entiendo -dijo muy seguro, y aunque parecía que de verdad lo entendía, todavía le estaba ocultando algo. Algo que le había empujado a salir y a hacerle esas extrañas preguntas.
- Entonces, ¿a qué iba todo esto? -él tuvo al menos la decencia de mostrarse compungido cuando las comisuras de su boca se levantaron y sacudió de nuevo la cabeza.
- Es demasiado personal, hablar de ello podría delatarme, Bugaboo, pero de verdad siento todo esto. No pretendía molestarte -los ojos de Ladybug se movieron de un lado a otro mientras lo observaba de cerca, hasta que al final, vacilante, soltó su muñeca y le permitió levantarse.
La conversación dejó una inquietante ansiedad en ella y una tensión bastante incómoda en entre ellos cuando él retrocedió y se despidió antes de que la joven tuviera la oportunidad de decir algo, desapareciendo en la oscuridad de la noche. Esa inquietud la siguió hasta su casa y, después de un sueño nada reparador, se levantó a la mañana siguiente sin poder evitar que la consumieran sus pensamientos, distrayéndola mientras iba a clase más temprano de lo habitual. Distrayéndola tanto, de hecho, que casi no se percató de la multitud reunida alrededor de dos personas hacinadas en su asiento habitual al lado de Alya, riendo y hablando en voz alta.
Casi.
Por mucho que lo odiara, Marinette había desarrollado algo así como un sexto sentido para la estudiante de intercambio italiana, Lila Rossi. Un radar personal para alertarla de la presencia de esa mentirosa. Y esta vez, a lo grande.
No era de extrañar que Lila intentara robarle el sitio cada vez que podía. Generalmente, eso acababa en algún tipo de discusión entre Marinette y Alya cuando su supuesta mejor amiga defendía a la otra chica por estar simplemente pasando el rato, y que por qué no podía intentar ser amable con ella por una vez.
Esta vez, sin embargo, Marinette se dio cuenta rápidamente de tres cosas:
1. Lila no estaba sola.
2. Quien quiera que fuera esa otra chica, ella y Lila parecían muy cercanas y eso no presagiaba nada bueno para nadie, especialmente para Marinette.
3. Adrien, quien era un desafortunado cautivo del gentío alrededor de su propia mesa, parecía bastante incómodo, más de lo normal ya que fruncía abiertamente el ceño ante su escritorio, intentando no relacionarse con nada de lo que sucedía a su alrededor.
¿Qué cojones estaba pasando? ¡Marinette solo había faltado a clase una tarde!
Alya fue la primera en darse cuenta de que había entrado al aula, dedicándole una mirada insegura desde su asiento (había estado muy enfadada con ella ayer por lo que fuera que provocara su detención por una semana), causando un efecto dominó pues Lila y su "invitada" también la miraron, acallando voces y captando la atención de todo el mundo.
La desconocida evaluó a la pelinegra con la mirada antes de hablar.
- ¿Es esta la chica de la que me has estado hablando?
Lila puso sus más grandes y falsos ojos de cachorro y asintió suavemente, mirando a Marinette como si pudiera atacarla en cualquier momento.
Como si hubiese partido el mar rojo, la desconocida se levantó del sitio de Marinette y la multitud a su alrededor le dejó espacio para moverse, permitiéndole abrirse paso altivamente hacia ella. La chica era un poco más alta que Marinette, pero las sandalias de plataforma que llevaba hicieron que Marinette tuviera que mirar ligeramente hacia arriba. Su pelo oscuro, casi negro, caía suelto hasta sus hombros, pero el color de sus cejas marrones dejó claro que no era natural. Se lo habría teñido recientemente, si la falta de decoloración en las raíces era una indicación de ello.
Marinette la observó mientras se acercaba con una ceja levantada, sin impresionarse por el brillo de superioridad que tenían los ojos azul verdosos de la chica.
- Escuché que has estado acosando a mi mejor amiga -dijo autoritariamente, sus manos apoyadas en sus caderas fundadas en unos vaqueros de la marca Gabriel.
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La importancia de comprobar las fuentes
FanfictionLila ha conseguido que a Marinette la castigaran durante el resto de la semana y una chica nueva ha llegado para sembrar la confusión entre sus conocidos. La historia no es mía, solo la he traducido y la comparto con ustedes porque me ha parecido un...