Imposiblemente posible

Capitulo 7 - Un amistoso almuerzo

Nos bajamos todos del auto y fuimos directo a saludar a los dueños de casa, noté que desde que llegamos Martin no me había ni mirado y tenia la vista fija en Mariana y debo admitir que eso me preocupó un poco. Al bajarnos fuimos hacia la entrada de la casa y saludé a cada miembro de la familia. Los padres me saludaron ofreciéndome una sonrisa.
-Un placer conocerte- me dijo la madre con un tono muy amable - yo soy María y el es mi esposo, Sebastián.
-El placer es mío, que linda casa tienen- les dije con mi voz dulce que utilizo siempre al hablar con los
adultos.
- Creo que a ti no te conozco - me dice su hija con una sonrisa amplia en su rostro - Yo soy Mariana, ¿Como te llamas?- me dijo con una voz tan agradable que me enojaba saber que no iba a poder odiarla.
- Me llamo Olivia, un placer conocerte Mariana- le respondí intentando mantener un tono que no demuestre mis emociones hacia ella.
-Hola, Raimundo- se presentó el guapo hermano de mi rival mientras me besaba en la mejilla, sentí como posó su mano en mi cintura y no pude evitar sentir un pequeño escalofrío ¡Era muy atractivo! ¿¡Desde cuando habían tantos hombres que parecían modelos entrometidos en mi vida!?
- Ho..hola - me salió la voz completamente entrecortada y no pude evitar mirar lo cariñosos que se saludaron Martin con su amor de la infancia.

Nos invitaron a pasar a la casa, era amplia y muy bien decorada. Nos sentamos en unos sillones que habían en los living y los adultos no dejaban de conversar, parecía que no se veían hace bastante porque se notaba el entusiasmo mientras se hablaban. Yo estaba sentada en un sillón simplemente observando, me incomodaba un poco ser la única que no conocía a la familia y mi amiga tenía una actitud extraña. Antes yo había notado que ella no había saludado a Raimundo y ahora noté que evitaba a toda costa mirarlo. Era algo que tendría que hablar con ella, no puede ser que nunca me halla hablado de ese guapo chico, definitivamente algo sucedió alguna vez entre ellos dos.

Mariana estaba sentada al lado de Martin y veía lo bien que se llevaban, no dejaban de hablar y reír. Yo por otro lado no podía ocultar mi cara de pocos amigos, no estaba cómoda en esta situación y no tenía a quien contárselo.
-No me habías hablado de este bombon- le susurré a mi amiga en el oído
-No vale la pena hablar de el, es un idiota- me respondió con voz de enfadada.
-Cuéntame- le dije.
-Acompáñame al baño- me respondió agarrándome del brazo y levantándose del sillón.
Ella me llevó hacia al baño, cerró con pestillo y se sentó en el escusado con las manos tapándose el rostro.
-Con el me di mi primer beso- me contó con la voz triste- yo estaba enamorada de el y el me dijo que yo no era su tipo, me hizo sentir muy mal y desde ese momento no he querido volver a acercarme a el, no quiero volver a sufrir como lo hice- me dijo con los ojos húmedos.
- Tranquila, el se pierde estar con una mujer increíble como tu- le dije secándole las lagrimas que le caían por sus mejillas.
Salimos del baño y fuimos directo al comedor al notar que ya habían ido a sentarse para almorzar.

Nos sentamos en la larga mesa. Yo quede entre Amanda y Martin, frente a nosotros estaban Mariana con su hermano.
Mientras comimos el ambiente fue mejorando, conversé con todos y me llevé muy bien con esta gente que había conocido recientemente. Cuando estaba hablando con Raimundo de un amigo en común que teníamos sentí la mano de Martin agarrándome la pierna, este gesto generalmente me hubiera puesto nerviosa pero en ese momento me tranquilizó, ya que me hizo darme cuenta de que seguía recordando mi existencia y la conexión entre nosotros no se había roto por culpa de esta chica.

Al terminar la nuestro almuerzo notamos que el tiempo había pasado bastante rápido, eran las 5:00 pm y seguíamos en el comedor charlando.
-Ay! - exclamó María - hay agua en el suelo.
Todos miramos al mismo tiempo y notamos que el agua bajo nuestros pies aumentaba más y más.
-Salgan de la casa, rápido- nos dijo Sebastian a todos los que estábamos en la mesa, salimos apresurados y nos quedamos afuera esperando a que los dueños de casa salgan y nos expliquen que sucedió.

María salió unos minutos después con Sebastian detrás de ella.
-Oh por dios, discúlpenme, nunca había sucedido algo así en nuestra casa, llamamos al plomero y nos dijo que probablemente una cañería había explotado, y que no podría arreglarla antes de 4 días, no se que vamos a hacer- dijo María con tono de desesperación.
-Tranquilos, no pasa nada. Nosotros los recibimos en nuestra casa el tiempo que quieran, hay espacio de sobra y los niños sin duda lo pasarán genial, tómenlo como unas obligadas vacaciones- ofreció Estela con tono consolador.
-Que amable eres, me siento extraña aceptando esto, juro que les recompensaremos esto Estela, muchas gracias- le contestó María- Niños vamos a hacer nuestros bolsos lo mas rápido que podamos- les dijo a sus hijos mientras se sacaba sus zapatos para no seguir ensuciándolos con el agua que había en la casa.

¿Que? No, no podía creer lo que estaba pasando. Esta guapa chica y su atractivo hermano vivirían unos días con nosotros! O mas bien ¡Martin viviría con esta chica en la misma casa! Dios mío no podía ser verdad.
Yo estaba con la cara paralizada pensando en todo lo que podría pasar entre Martin y Mariana y no noté que ya habían salido todos de su casa, cada uno con un bolso colgado de los hombros.
-Bueno, entonces nos vamos- dijo Estela con una pequeña sonrisa- sigan nuestro auto para llegar a la casa- le dijo a sus amigos.
-Estela no se como agradecerte esto- dijo María avergonzada.
-Con un paquete de chocolate me dejas contenta- bromeó Estela caminando hacia el auto.
El camino se me hizo muy corto, Martín y Amanda durmieron todo el trayecto y yo me fui pensando, mi cabeza explotaría de tanto pensar.